La minería también es para mujeres, no es una actividad exclusiva de hombres, afirma con convicción Verónica Ruiz Gutiérrez, facilitadora (supervisora) en la Minera Madero de Industria Peñoles, quien acepta que para trabajar en esta industria, sobre todo en las entrañas de la tierra, ��se necesitan agallas��.
Entrevistada durante un recorrido al interior de este centro de trabajo, la joven de 25 años, ingeniera en Minas y Metalurgia, egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo que sí se están rompiendo paradigmas e incluso mitos con la presencia de mujeres en ésta rama productiva.
��Hace una década, las presencia de mujeres en la minería mexicana era nula, pero eso está cambiando. Incluso, los mineros tenían la creencia de que si una mujer entraba en las minas, estas se ponían celosas y dejaban de producir. El simple hecho de usar el género femenino para decir �la mina� es una muestra de esta tradición y mito��, puntualizó.
La originaria de Puebla se dice orgullosa de ser minera, pero subraya que la actitud y su carácter siempre aventurero fueron determinantes para que decidiera elegir esta carrera, primero, y trabajar dentro de las minas, a cientos y a veces miles de metros bajo tierra, después.
��Las mujeres estamos rompiendo esquemas, en mi generación, en la Facultad de Ingeniería, sólo había cuatro, en un universo de 70 hombres, a la fecha ya hay entre cinco y 10 mujeres��.
Industria moderna
Refirió que ella no es heredera de una tradición minera familiar como ocurre con la mayoría de sus compañeros hombres, incluso subrayó que para su familia, sobre todo sus padres, ha sido difícil asimilar que haya decidido dedicarse a la minería.
Relata que cuando empezó a trabajar, llevó a sus padres a la mina El Edén, para que tuvieran una idea más específica de lo que es la minería, pues en su tierra natal no existe esta actividad.
Añadió que al ver que la industria está muy modernizada y mecanizada y que ya no es como antes de que los trabajos de realizaban con picos y palas, poco a poco sus papás se han ido tranquilizando, sabedores que es una trabajo como cualquier otro, donde hay ciertos riesgos.
Comentó que por fortuna su esposo, con quien tiene una hija de un año de edad, es metalurgista, trabaja en superficie en planta concentradora, y por ese lado no ha tenido mayores dificultades en cuanto al perfil de ambas profesiones.
Verónica Ruiz acepta que al principio de su labor, hace tres años, entre sus compañeros mineros había recelo por su presencia, incluso había algunos que no les gustaba que una mujer les dijera cómo hacer las cosas, pero al paso del tiempo se han acostumbrado y le dan el respeto necesario.
En este marco, dijo que sí recomendaría a otras mujeres que optaran por la minería como fuente de trabajo y desarrollo profesional, pues dijo que en esta industria los sueldos son mejores que en otras y hay oportunidades de crecer como trabajador y como persona.
Orgullosas de su trabajo
Cruz Elizabeth Mendoza Alvarado, de 31 años de edad y originaria de San Luis Potosí, es otra mujer minera, que se dice emocionada cada que desciende al menos 200 metros de profundidad para hacer su trabajo en el área de Mantenimiento, como capturista del sistema administrativo y de distribución de órdenes de trabajo.
Coincidió con su compañera Verónica en que la presencia de la mujer en la industria minera es cada vez más común y espera que se siga dando la oportunidad a más mujeres de obtener un empleo en esta actividad, pues hay muchas áreas de desarrollo para ellas.
Estudio una carrera Técnica en Informática, es casada y tiene un hijo de dos años siete meses, y afirmó que no le da temor trabajar en el fondo de la tierra, además de que con este empleo ha obtenido estabilidad económica, laboral y familiar.
Tanto Cruz Elizabeth como Verónica afirman que no realizan ningún ritual especial antes de entrar a trabajar. Son católicas, y como cualquier creyente, tienen sus conceptos religiosos, pero en el día a día, sólo besan y abrazan a sus hijos al ir a la mina con orgullo y sabedoras que forman parte de esas nuevas generaciones de mujeres emprendedoras y con ��agallas��.
Fernando Alanís Ortega, director general de Grupo Peñoles, subraya que esta empresa fue pionera en contratar personal femenino en las minas.
Dio a conocer que dentro del sector hay 787 mujeres, 200 son operadoras sindicalizadas, 68 secretarías y el resto son profesionistas. Ya hay subdirectoras, gerentes, superintendentes, ��la capacidad no tiene género y aquí se busca gente capaz��, puntualizó.
En la Mina Belardeña, el 20 por ciento es personal femenino, pues no se necesita la fuerza de un hombre, sino inteligencia que nada tiene qué ver con el género.
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Fuente: Sipse
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