Proyecto, que se extenderá por 40 años y sumará mil kilómetros de túneles, necesitará un desarrollo minero permanente, lo que obligará a las empresas de la región a tener la capacidad instalada para responder a esos desafíos.
Solo en Australia y Mongolia se desarrollan proyectos con las enormes dimensiones de Chuquicamata Subterránea (PMCHS). Iniciativa que desde 2010 es construida por Codelco bajo la actual mina, que con un kilómetro de profundidad, 5 km de ancho y 3 km de largo, es la extracción cuprífera a rajo abierto más grande del mundo.
Sitial que la minera alcanzó tras 100 años de continua explotación y que cederá ahora a una operación bajo tierra de dimensiones record, según explicó el gerente de Desarrollo de Minería Subterránea, Jorge Sougarret, quien estima en mil los kilómetros que tendrá el inédito proyecto minero.
En el marco del lanzamiento del Cluster Minero Regional, el ejecutivo de Codelco especificó que el proyecto estructural presenta hoy un 45% de avance en sus obras, lo que se traduce en 60 kilómetros de túneles construidos de los 180 que requiere el inicio de la producción, lo que debería concretarse dentro de dos años.
Asegurar el negocio
Sougarret explicó que el proyecto subterráneo es la sobrevivencia del negocio de Chuquicamata, que ya tiene un siglo de historia, pues “proyecta este negocio en más de 40 años adicionales y la buena noticia es que seguimos avanzando y ya estamos sobre el 45% de avance de las obras mineras iniciales y de alguna manera ya nos estamos proyectando para echar a andar PMCHS el año 2019”, adelantó.
El ejecutivo agregó que PMCHS es, básicamente, transformar un proceso productivo histórico y tradicional, como es la mina Chuquicamata, a un proyecto distinto, que se concentra en las zonas minerales que están en la profundidad. “Hoy el rajo tiene mil metros y el foco de este proyecto es concentrarse en los 800 metros de recursos que tenemos hoy día reconocidos debajo de este rajo y aprovechar de incorporar tecnología”, especificó.
En esta mina, que iniciará su producción en 2019, se requerirán entre seis y siete años para alcanzar el proceso final, dijo Sougarret, quien indicó que para lograr ese objetivo se necesitará ir incorporando áreas productivas adicionales y así poder llegar a la capacidad de diseño de 140 mil toneladas de mineral por día (tpd). “El proceso subterráneo requiere producción, pero también desarrollo minero permanente y esa es una capacidad que tenemos que instalar en la Segunda región”, advirtió.
El ingeniero en minas de la U. de Chile precisó además que PMCHS requiere 180 kilómetros de túneles para comenzar su producción, 30 más de los que suma el Metro de Santiago en 40 años de operación. Obras que Codelco debe construir en solo seis años y de la que ya concretó 60 kilómetros. Aunque al final de la construcción, la cuprífera tendrá más de mil kilómetros en sus cuatro niveles, lo que requerirá más de 60 millones de horas hombre para su edificación.
Proyecto único
El presidente del Comité de Túneles y Espacios Subterráneos de Chile (CTES), Giorgio Piaggio, explicó que PMCHS considera innovaciones desde el punto de vista de la explotación minera, los métodos de construcción y magnitud de las obras. Primero, detalla, introduce el método de macrobloques, el cual consiste en el hundimiento (fragmentación) de grandes volúmenes de macizo rocoso, permitiendo una producción alta aprovechando las mejores leyes que se encuentran subterraneamente.
En segundo lugar, añadió, se ha construido un pique de mil metros de longitud y 11 metros de diámetro mediante el método de “Shaft Sinking”, dimensiones alcanzadas por primera vez en Chile. Finalmente, la construcción de varios túneles en paralelo y de dimensiones considerables, hace de este proyecto una obra de clase mundial.
Piaggio, consultado sobre si existen antecedentes de explotaciones por macrobloques, explicó que en PMCHS será primera vez que se aplique este tipo de explotación en Chile, sin embargo, no significa que su tecnología sea desconocida. “La división Teniente y Andina, por ejemplo, también explotan el mineral mediante métodos de hundimiento (block caving y panel caving, respectivamente), los cuales son similares y persiguen el mismo objetivo: fragmentar el macizo rocoso sobre el nivel de hundimiento para permitir que descienda gravitacionalmente de forma controlada”.
Futuro subterráneo
Otro punto que abordó el especialista del CTES, fue el futuro de los grandes proyectos mineros y su necesidad de transitar hacia una explotación subterránea en la medida que sus rajos crecen demasiado.
Al respecto, Piaggio dijo que “la mayoría de los rajos actualmente en operación, de poseer reservas subterráneas, deberían tender a una explotación subterránea si se desea mantener el margen económico e incluso aumentarlo. Esa es la razón principal del cambio del rajo Chuquicamata a una mina subterránea. La explotación con el rajo no será económica en el corto plazo y de manera de asegurar la producción, el empleo, y el posicionamiento de Codelco como líder mundial en la producción de cobre, se hace necesario transitar por el camino subterráneo”, argumentó.
Más o menos segura
La seguridad siempre ha sido un factor clave en minería y se ahí la necesidad de saber cómo se maneja esta variable en operaciones bajo tierra. A juicio de Piaggio, no es sencillo comparar una explotación subterránea respecto de otro tipo de explotación, por ejemplo, con un rajo abierto, dado que ambos métodos son muy diferentes y las actividades, procesos y obras que son requeridas para su ejecución distan de ser equivalentes.
“Cada una posee desafíos particulares y estándares propios para asegurar la salud de los trabajadores. Esto lo sabe muy bien Codelco dado que posee estos dos tipos de operaciones en sus varias divisiones. Lo que afianza la seguridad en toda operación, es la temprana identificación de los riesgos y la aplicación de medidas de mitigación de manera que el riesgo residual sea mínimo”, sostuvo.
Factores ambientales
El presidente del Comité, se refirió también a las ventajas comparativas que ofrece, en términos ambientales, una operación como PMCHS. “En este sentido, dijo, se pueden indicar algunos beneficios: primero, la emisión y conducción de material particulado (polvo) comienza desde el interior de la mina mediante labores mineras específicas para este fin, como túneles y piques, para luego disponer en superficie un punto de entrega fijo con una contaminación mucho menor, a diferencia de un rajo. Por otro lado, el uso de camiones es mucho menor, pues promueve la utilización prácticamente completa de métodos mecanizados como correas transportadoras hacia y desde los chancadores, disminuyendo el gasto en combustible y emisión de gases”, ahondó.
Fuente: Mercurio Calama/Cristián Venegas M.
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