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Chile se abre a la inversión extranjera para diversificar exportaciones

Chile, país emergente, es un territorio lleno de oportunidades en un sinnúmero de sectores, subsectores, nichos que están ahí para ser desarrollados por inversores de cualquier procedencia y compartirlos, una

Última Publicación Peñoles reconoce la dedicación y lealtad de sus trabajadores en Torreón y Bermejillo por Editorial public

Chile, país emergente, es un territorio lleno de oportunidades en un sinnúmero de sectores, subsectores, nichos que están ahí para ser desarrollados por inversores de cualquier procedencia y compartirlos, una vez transformados habiéndoles añadido valor, con aquellos consumidores globales que se interesen por ellos.
Lo fundamental hoy es hacer una apuesta decidida por la productividad, la investigación y la innovación, objetivos irrenunciables para chilenos e iberoamericanos. Cualesquiera que sean las ideas que se profesen, por ahí vendrá el crecimiento sólido, ese que permite dar respuestas contundentes a necesidades sociales y materiales. Las miradas de quienes dirigen deben ser de mediano y largo plazo; las medidas que se promuevan conviene que sean acordadas por una amplia mayoría con una perspectiva de país, pensando más en las personas y absolutamente alejadas del cortoplacismo, que solo conduce al despeñadero.
Es verdad que uno de los sectores estrella, la minería (léase cobre, hierro y algunos otros), está por ahora con sus precios en declive -estamos convencidos de que será algo transitorio-, ocasión que no se puede desaprovechar para diversificar la cesta exportadora haciendo las reformas que correspondan. Quedan muchos otros que están en fase ascendente que no solo interesan a los chilenos, sino que también disponen de buena acogida en el exterior.
El ejemplo de Nueva Zelanda
Los Estados que responden a la condición de desarrollados lo son gracias a políticas procrecimiento; se apoyan en la investigación e innovan para mantener los liderazgos alcanzados. Uno de ellos es Nueva Zelanda, algunas de cuyas empresas están muy presentes entre los chilenos. Son líderes mundiales apoyados en bienes procedentes del sector agrario, tales como los lácteos, que representan en torno al 20% de sus exportaciones, los productos cárnicos, la lana, la pesca, la fruta, el vino, las hortalizas, etc. Ninguna de estas mercancías son extrañas; es más, forman parte de la identidad chilena, que se ven fortalecidas por producirse en una de las mayores extensiones de clima mediterráneo existente en el hemisferio sur del mundo, Chile.
En nuestro artículo de la semana pasada mencionábamos las fortalezas de Chile en el turismo; este también es muy relevante en Nueva Zelanda. Digamos que su renta per cápita supera los 30.000 dólares. La minería de los neozelandeses en relación con Chile puede considerarse más modesta, aunque aplican tecnologías de última generación. La distancia geográfica de los principales centros de compras mundiales es bastante parecida, en algunos ellos salen mejor parados y en otros los chilenos.
Chile debe aprovechar la situación actual para impulsar el sector servicios, fomentar la transferencia de tecnologías, mejorar los procesos, estar atentos a la digitalización de las empresas, la inteligencia artificial, atraer ingenierías, ser cada vez mejores en logística y por encima de todo prestar la máxima atención a la educación y formación de capital humano.
Cómo atraer capital
En todo esto la inversión extranjera vuelve a cobrar relevancia, de ahí que nuestros atributos de estabilidad institucional, transparencia, seguridad jurídica, ambiente de negocio, apertura? deben preservarse por duras que sean las circunstancias. Estos elementos están en la mesa de los que invierten a la hora de resolver, si se pierden de vista es probable que ralenticen sus decisiones.
Decíamos al iniciar que las áreas son múltiples y variadas. La industria equivale a un 11% del producto interno bruto (PIB): es el momento de que su peso crezca, ojalá podamos volver al 17% o algo más, que investiguen, innoven, mejoren procesos, que se decanten por los encadenamientos productivos y salgan a competir con posibilidades reales. Las energías renovables, donde no solo nos referimos a la generación, que es determinante para tener por ejemplo una minería más competitiva, sino, además, a todo lo relacionado con la producción de los componentes, el diseño de los mismos y su instalación. El objetivo de largo plazo es alcanzar el 70% dentro de nuestra matriz energética. El sector del agua y su canalización para distintos usos. El agroindustrial: Chile debe ser una de las despensas del planeta, y la mejora de infraestructura que lo une a sus vecinos en tiempos prudenciales posibilitaría poner en marcha toda una línea de producción bajo plástico. La pesca y la acuicultura: se cuenta con un mar patrimonial o zona económica exclusiva de más de 3,5 millones de kilómetros cuadrados, que podría dar origen a otros tantos negocios. La astronomía: fomentar en las universidades los master y doctorados en esta especialidad. Los servicios muestran los mejores porcentajes de crecimiento para este 2016, sean estos empresariales y personales, financieros o el comercio.
Los esfuerzos de las organizaciones públicas promoviendo e incentivando la I+D+i no puede decaer, los inversionistas deben saber que contarán con este apoyo llegado el momento.

Fuente: eleconomistaamerica.cl

Leonel Roberto Perea Trejo

Publicado hace 9 años

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