La historia de Araracuara es solo una cara de la minería ilegal en la cuenca amazónica. La situación de Bolivia, Brasil, Ecuador y Perú difiere bastante del caso colombiano.
Según Lenin Valencia Arroyo, coordinador del estudio, ��Las rutas del oro ilegal�� e integrante de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental del Perú, la minería aurífera informal e ilegal ha crecido en todos los países de la región, con diversos grados de intensidad y en función a contextos nacionales específicos, especialmente en la última década. No obstante, Perú y Brasil padecen este fenómeno desde los años ochenta.
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En el caso de Brasil, por ejemplo, la construcción de dos hidroeléctricas, cerca del área de protección ambiental del río Madeira, desplazó a la población hasta las orillas del cuerpo de agua porque con el movimiento de tierras se hizo más fácil la extracción del mineral.
Otro caso importante se evidenció en Perú, en la provincia de Mano de Dios, donde ya el progresivo avance de la minería en la última década dejó como saldo más de 50.000 hectáreas de bosque amazónico deforestado.
La situación de Ecuador, según el investigador Volker Frank, de la Fundación Futuro Latinoamericano, se diferencia porque en esta nación no hay minería a gran escala y la extracción ilegal está relacionada principalmente en las zonas de frontera. De hecho, un 20 por ciento del oro producido en ese país se comercializa ilegalmente.
Este país ha avanzado en sus políticas de control minero, a través de normas que exigen que toda la venta del metal precioso pase a través del banco central del Gobierno. También ha mantenido la proporción de que el 51 por ciento de las ganancias de la explotación a gran escala vaya para el Estado y el 49 por ciento para el sector privado.
Los investigadores también concluyeron que no hay coordinación interestatal o regional para vigilar las fronteras, lo que hace que, por ejemplo, el oro extraído por las cooperativas de pequeños mineros en Bolivia se comercialice a través del Perú de manera ilegal.
También identificaron que no hay mecanismos en el sector privado para vigilar que no se blanquee el oro. En los cinco estudios de caso presentados por el equipo internacional se constató que hay exportación ilegal de oro principalmente hacia Estados Unidos y Suiza, y que solo Colombia tiene un patrón distinto, con las Islas Malvinas e Italia como los principales destinos de exportación.
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Fuente: www.eltiempo.com
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