El 13 de mayo de 2025, el mundo despidió con profundo pesar a José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay, quien falleció a los 89 años tras una larga batalla contra el cáncer de esófago y de hígado. Su partida deja un vacío inmenso en la política latinoamericana y en los corazones de quienes vieron en él un símbolo de honestidad, humildad y compromiso social.
Un legado de lucha y coherencia
Nacido el 20 de mayo de 1935 en Montevideo, Mujica fue un joven idealista que se unió al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros en los años 60, luchando contra la represión en Uruguay. Fue capturado y pasó casi 14 años en prisión, muchos de ellos en condiciones inhumanas. Lejos de quebrarlo, esa experiencia forjó su carácter y su visión política.
Tras el retorno de la democracia, Mujica ingresó a la política institucional con el Frente Amplio. Fue diputado, senador, ministro de Ganadería y, finalmente, presidente entre 2010 y 2015. Su gobierno se caracterizó por reformas progresistas como la legalización del matrimonio igualitario, el aborto y el cannabis, además de políticas de reducción de la pobreza y promoción de energías renovables.
El “presidente más pobre del mundo”
Mujica se ganó el respeto internacional por su estilo de vida austero: vivía en una chacra modesta, conducía un viejo Volkswagen Beetle y donaba la mayor parte de su salario presidencial. Su coherencia entre discurso y acción lo convirtió en un referente ético global.
En una entrevista con BBC Mundo, expresó: “De la política voy a salir con las patas para adelante”, reflejando su compromiso hasta el final. En enero de 2025, anunció que su cáncer se había extendido y decidió no someterse a más tratamientos, optando por cuidados paliativos en su hogar.
Reacciones y homenaje global
La noticia de su fallecimiento provocó una ola de condolencias. El presidente uruguayo Yamandú Orsi escribió: “Te vamos a extrañar mucho, viejo querido”. Líderes como Claudia Sheinbaum, Gustavo Petro, Gabriel Boric, Lula da Silva y Pedro Sánchez destacaron su sabiduría, humildad y compromiso con la justicia social. Desde Bolivia, Evo Morales lo recordó como un ferviente creyente en la integración latinoamericana.
Uruguay declaró tres días de duelo nacional, y se programó un funeral de Estado para el 14 de mayo. Mujica había expresado su deseo de ser enterrado en su chacra junto a su perra Manuela, bajo una secuoya, en un gesto más de su amor por la sencillez y la naturaleza.
Un ejemplo eterno
José Mujica deja un legado imborrable: demostró que es posible hacer política con ética, cercanía y coherencia. Su vida fue un testimonio de que se puede luchar por un mundo más justo sin perder la humanidad. Su ejemplo seguirá inspirando a generaciones futuras.
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