El oro es uno de los tres principales productos nicaragüenses de exportación. Según un estudio, 66 centavos de cada dólar que genera la minería, se queda en el país.
Después que por muchos años Nicaragua dependió de la carne de res, el café y el azúcar como sus tres principales rubros de exportación, el queso (y en algunos años el maní y el camarón), llegaron a crecer tanto como para generar ingresos por $100 millones anuales, hasta que el oro irrumpió en escena, y ascendió al tercer lugar, generando exportaciones por $319.3 millones en 2015, y por $357.7 millones en 2016.
Pese a todo, 2016 no fue su mejor año. Las estadísticas del gubernamental Centro de Trámites de las Exportaciones (Cetrex), muestran que el año récord fue 2013, cuando se colocaron $435.8 millones en el mercado internacional, con lo que el dorado metal alcanzó el primer lugar en la lista de productos de exportación.
El comportamiento del oro, que se explica por una combinación de mayor extracción del metal, con una mejora en su precio internacional, es la razón principal por la que la minería se ha convertido en una de las principales actividades económicas de Nicaragua, contribuyendo a un aumento de las exportaciones totales, así como en la generación de empleos, impuestos y crecimiento económico, especialmente en las localidades donde opera.
“En términos económicos, la minería arrastra consigo a otras actividades que le proveen productos, servicios y bienes, como servicios financieros y bancarios; servicios básicos como energía eléctrica, combustible, lubricantes, transporte, entre otros”, señaló el autor del estudio, el economista Néstor Avendaño, presidente de Consultores Para el Desarrollo Empresarial S. A. (Copades).
Avendaño presentó un “Análisis Económico sobre la Minería en Nicaragua” que abarca el periodo 2006 – 2016, en el que asegura que 66 centavos de cada dólar que genera la minería metálica (oro y plata, fundamentalmente) quedan en el país en forma de pagos y salarios, compra de bienes y servicios, y pago de impuestos.
El monto es mayor en el caso de la minería no metálica (que incluye arena, piedra cantera, hormigón, cemento y agregados de construcción), donde 80 de cada cien centavos regresan a la economía nacional.
Las empresas mineras monitorizan los efectos de su actividad sobre el medio ambiente de las comunidades en que trabajan.
Alto empleo, buenos salarios
Ambos porcentajes surgen de la suma de la compra de insumos nacionales, de los ingresos que obtienen los mineros artesanales que venden su producción a las empresas de ese sector, así como el pago de salario al personal, y de utilidades a los directivos. La diferencia, (la riqueza que se exporta), es el pago en concepto de insumos importados, y la depreciación y excedente de explotación”, explicó el economista.
El estudio también mostró, usando datos oficiales del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), que el empleo formal en las minas y canteras del país, aumentó 8.4% en promedio anual en la década estudiada, llegando a sumar unas 5,000 personas en 2016, lo que representa el 5.6% del empleo formal que reportan las estadísticas nicaragüenses.
En término de retribución salarial, la actividad minera pagó uno de los salarios promedio más altos del país en 2016, situado en 20,379 córdobas, lo que equivale a 712.1 dólares por mes.
Más allá de la paz social que representa tener a ese número de personas empleadas y generando un ingreso para sus familias en municipios pobres alejados de las grandes zonas de producción agropecuaria del país, el Estado nicaragüense también se beneficia de la actividad extractiva, que pagó 53.9 millones de dólares en concepto de impuestos mineros entre 2012 y 2016.
De esa cantidad, el 36.4% ($19.6 millones) quedaron en las arcas de los municipios donde operan las empresas mineras, entre las que destacan dos: ‘Hemco’, de capital colombiano, y B2Gold, de origen canadiense, así como una decena de empresas más, dedicadas a la exploración de nuevos yacimientos.
Sergio Ríos, presidente de la Cámara Minera de Nicaragua (Caminic), expresó que “sin la minería moderna y responsable que hacemos en Nicaragua, los distritos mineros no tendrían ese nivel de desarrollo; más de 15 mil personas que dependen directamente de la minería no contarían con ese ingreso de 20 mil córdobas mensuales”, que promedian los trabajadores de las empresas dedicadas a la minería metálica y a la no metálica.
Se mantienen las preocupaciones por el medio ambiente
No todos están contentos con la actividad minera en Nicaragua, especialmente los activistas ambientalistas y algunas organizaciones locales, en los municipios y comunidades donde operan las empresas mineras.
Víctor Campos, subdirector del Centro Humboldt, asegura que el gobierno de Daniel Ortega ha entregado en concepto de concesiones mineras, más de la décima parte del territorio nacional (10.7% del total), con el agravante que el 25% de esas áreas se encuentra en zonas protegidas o subzonas de amortiguamiento, “que no están preparadas para una presión como la que ejerce la industria minera en Nicaragua”.
Campos hizo un llamado al Ministerio de Energía y Minas (MEM), y al Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena) a cumplir con sus obligaciones de Ley en la protección del patrimonio nacional.
“Si el MEM entrega concesiones, Marena debería vigilar que se hagan estudios de impacto ambiental y un plan de gestión ambiental al que se le debe dar seguimiento. Debemos encontrar soluciones en conjunto”, pues estos son retos que el país debe enfrentar unido, aseguró, añadiendo que “los ciudadanos promueven procesos de resistencia porque saben que en otros lugares donde ha habido minas, existe destrucción medioambiental”.
Mientras el estudio se presentaba en Managua, un grupo de pobladores de la mina ‘La India’, ubicada en el municipio de Santa Rosa del Peñón, 78 kilómetros al noreste del occidental departamento de León, iniciaron una protesta contra la minera ‘Cóndor’, que recibió una concesión para explorar la zona en busca de metales preciosos.
La inesperada manifestación de descontento e inconformidad, llevó a los miembros de la Cámara Minera de Nicaragua (Caminic), a invitar “al diálogo y al consenso para expresar sus puntos de vista. El diálogo y el consenso deben ser los únicos mecanismos para discutir diversas opiniones sin coartar los derechos de los otros”.
“Los socios de Caminic contribuimos al crecimiento económico de Nicaragua mediante la generación de empleo y desarrollo social, basados en relaciones cordiales con cada actor según nuestro enfoque de ‘minería para todos’”, señaló un comunicado emitido por la entidad gremial.
Fuente: elsalvador.com
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