Inclusión financiera
La inclusión financiera es considerada como uno de los elementos centrales que debe estar presente en la agenda gubernamental de nuestro país
Por: Moisés Gómez Reyna
En el mundo moderno, y sobre todo en la economía del siglo 21, hay dos instrumentos de los que ninguna persona debería carecer (al menos en teoría): Un teléfono inteligente y una cuenta bancaria.
El primero, permite a las personas estar presentes en el mundo virtual, tener acceso a internet, aplicaciones, redes sociales y plataformas tecnológicas que pueden mejorar sus vidas en muchos aspectos.
El segundo, les permita recibir vía electrónica su nómina o pagos de terceros, pero además les permite ser sujetos de otros productos financieros como créditos al consumo y/o seguros, los cuales pueden mejorar su economía y su nivel de vida, y además permiten a un país lograr un mayor dinamismo en su actividad económica.
Por esto, en los últimos años, la Inclusión Financiera es considerada como uno de los elementos centrales que debe estar presente en la agenda gubernamental de nuestro país.
La Inclusión Financiera no es otra cosa que propiciar que toda la población y las empresas pueden acceder y utilizar los servicios financieros disponibles en el mercado, lo que contribuye a dinamizar la economía, pero sobre todo a eliminar las desigualdades sociales en nuestro país.
Por ello, es un elemento básico de inclusión social que puede contribuir a disminuir la pobreza y la informalidad económica, convirtiéndose en una palanca del crecimiento que permita reducir la pobreza.
En particular, en nuestro país requerimos esfuerzos extraordinarios para avanzar en la penetración de los servicios financieros, sobre todo en los grupos más vulnerables de la población y también en el caso de las micro y pequeñas empresas.
A pesar de que el 98% de la población en México vive en municipios con al menos un punto para realizar retiros y depósitos bancarios, según datos de la última Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, 3 de cada 10 adultos en México no cuentan con ningún tipo de producto financiero, como cuenta de ahorro, tarjetas de crédito, seguros o un fondo de ahorro para el retiro.
Por lo tanto, un total de 25.1 millones de mexicanos están complemente excluidos del sistema financiero nacional.
Además, solamente la mitad adultos mexicanos posee una cuenta de ahorros en alguna institución bancaria, mientras que apenas 3 de cada 10 personas en el país cuentan con tarjetas de crédito.
Aquí, en términos absolutos, hablamos de 41.8 millones de mexicanos sin cuenta bancaria y 54.5 millones sin acceso al crédito formal.
En el área rural, es todavía más importante reforzar las políticas de Inclusión Financiera, ya que solamente el 36% de las mujeres adultas son titulares de una cuenta de ahorros, mientras que en el caso de los hombres el porcentaje llega a 42%.
Por regiones, la de mayor atraso es la Centro-Sur y Oriente, donde se encuentran estados como Veracruz o Puebla, y donde solamente el 40% de la población posee cuentas de ahorro y apenas un 28% tiene tarjeta de crédito.
Por otra parte, aunque formamos parte del G20, que agrupa a las 20 economías más importantes del mundo, de acuerdo con cifras del INEGI, solamente 1 de cada 5 empresas utilizan algún tipo de crédito del sistema financiero mexicano.
Además, de las pocas empresas que reciben algún tipo de financiamiento, solamente 1 de cada 10 son microempresas, esto a pesar de que representan el 95% de las unidades económicas existentes y aportan el 40% del empleo en la economía.
Esta situación definitivamente no puede ni debe continuar así, ya que esto limita al sistema financiero mexicano para estar en posibilidades de colocar recursos que financien proyectos productivos enfocados en dinamizar el desarrollo económico y bienestar de toda la población.
Un paso esencial para avanzar hacia la Inclusión Financiera es primero fortalecer la educación financiera entre la población, a través de la cual los usuarios pueden mejorar su entendimiento sobre productos y servicios financieros.
La educación financiera hace posible que las personas adquieran conocimientos y habilidades básicas, que les permiten administrar mejor sus recursos, además de incrementar y proteger su patrimonio.
Aquí también es mucho lo que nos falta por hacer. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera, existe un alto desconocimiento de las características de los productos y servicios financieros. Muestra de esto es que 2 de cada 3 usuarios no comparan sus productos o servicios antes de adquirirlos.
Twitter: @gomezreyna