En México la industria del litio se encuentra en una “fase muy inicial” y hay incertidumbre tecnológica para su extracción dado que la mayoría de las reservas se encuentran en arcilla y no en rocas o salmueras como en otros territorios. Eso no quiere decir que el país no deba prepararse, tomar medidas, adecuar su regulación y visión frente a este recurso tan estratégico, destacó Jeannette Sánchez, directora de la División de Recursos Naturales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
La funcionaria detalló que México —con 1.9 por ciento de las reservas globales reportadas del mineral— tiene potencial para beneficiarse del litio más allá de su exportación. En el mercado interno ya se está desarrollando la industria de la electromovilidad, de la mano de los planes de Estados Unidos en este mercado y que debido a los tratados comerciales implica que los vehículos eléctricos vendidos en territorio estadunidense tengan 40 por ciento de contenido producido en América del Norte.
Durante la presentación del informe Extracción e industrialización del litio Oportunidades y desafíos para América Latina y el Caribe, José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario general de la Cepal, destacó que el litio es una “enorme fuente”, segura y estable, de ingresos para los países ya productores y potenciales que hay en la región (Chile, Argentina, Bolivia, Brasil, México y Perú), incluso por encima de otros minerales, el tema será saber administrar este recurso.
“Por el elevado nivel de reservas, la región está llamada a tener un papel clave en esta industria, pero el desempeño actual se encuentra por debajo de ese potencial”, reportó. Si bien en América Latina y el Caribe se encuentran cerca de 52 por ciento de las reservas de litio en el mundo, participa con alrededor de 31 por ciento de la producción del mineral. Tan sólo en Chile se concentran 41 por ciento de las reservas.
Salazar-Xirinachs consideró que es tan incipiente esta industria que “no se ha perdido la oportunidad de profundizar la integración regional porque esto apenas está comenzando. Se ha venido hablando del litio ya por varios años, pero lo fuerte, fuerte de la actividad, está por delante”. En esta bisagra de la transición energética, “lo más importantes es no dejar pasar la ventana de oportunidad y eso significa hacer toda la estrategia de desarrollo” alrededor del mineral, reiteró.
La transición energética hacia fuentes renovables, la lucha contra el cambio climático y la transición energética hacia la electromovilidad explican el alto crecimiento actual de la demanda total de minerales en el mundo, la cual entre 2022 y 2040 se prevé que se duplique, eso en un escenario “demasiado conservador”, expuso Salazar-Xirinachs.
Tan sólo en el litio se prevé que la demanda se multiplique por 13 entre 2022 y 2040 “en un escenario conservador”, pero si hay un impulso acelerado de las tecnologías limpias ésta podría aumentar a 42 veces, según los estimados de la Agencia Internacional de Energía.
La Cepal destacó que en general, tanto los países líderes en la transición hacia la electromovilidad, como los productores latinoamericanos califican al litio y otros minerales como “recursos críticos”.
La brecha se encuentra en que las economías latinoamericanas aún no han comenzado a desarrollar el mercado de la electromovilidad y por ende, existe el riesgo de que se mantengan como exportadoras de la materia prima, como ha pasado históricamente con otros minerales, sin generar industrias de mayor valor en sus economías, exhibió la Cepal.
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