Inflación acelerada
COLUMNA
Durante la primera quincena de 2023 se llegó a la peor inflación de los últimos 22 años. La explicación de este hecho se remite al aumento en los precios de los alimentos, donde se registró un incremento de 8.45% que vino a sumarse a la inflación subyacente. Algo que llama especialmente la atención si tomamos en cuenta que durante el mismo periodo de 2022, ese mismo indicador cerró con una tendencia a la baja.
La inflación en México se mantiene fuera de control y ni el Paquete contra la Inflación y la Carestía (PACIC 1.0) presentado el pasado mes de mayo, ni el Acuerdo de Apertura contra la Inflación y la Carestía (PACIC 2.0) dado a conocer en octubre de 2022, han demostrado ser estrategias efectivas para contener la escala de precios en productos básicos, especialmente en alimentos.
Entre los objetivos planteados por ambos acuerdos se consideraba reducir en 8% el precio de 24 productos de la canasta básica, congelar tarifas de autopistas hasta febrero de 2023, mantener la política de contención de precios de los energéticos, suspender las regulaciones que provocan que se encarezcan la importación y movilidad de alimentos, y considerar exentas de trámites o permisos de sanidad y del impuesto general de importación a determinadas empresas.
Pues recordemos que en la firma de la segunda versión de esta medida, es decir, del PACIC 2.0, participaron las siguientes empresas: Tuny (atún), Grupo Pinsa-Dolores (atún), Grupo Gruma-Maseca (tortilla), Grupo Minsa (tortilla), Bachoco (pollo y huevo), Juan (huevo), Sukarne (carne de res), Grupo Gusi (carne de res), Opormex (carne de cerdo), Sigma Alimentos (carne de cerdo), Walmart (distribuidores), Soriana (distribuidores), Chedraui (distribuidores), Socorro (huevo) y Valle Verde.
También es importante subrayar que desde el momento en que se les dio a conocer, fue advertido por especialistas que tanto la primera versión el PACIC 1.0, como su segunda parte, el PACIC 2.0, realmente no contenían ninguna novedad en el manejo de la problemática y sobre todo resultaban insuficientes para contener la escalada de precios.
De hecho, ni siquiera se registró algún tipo de mejora sustancial en el PACIC 2.0 con respecto al PACIC 1.0 de mayo, pues ya desde el primero se contemplaban medidas como la exención de aranceles e impuestos de importación a productos básicos, la contención de precios de la gasolina y la electricidad, o la intención de reducir precios de 24 productos de la canasta básica.
En este espacio señalamos que ambos anuncios eran básicamente un “pacto de caballeros”, donde las empresas comercializadoras se comprometían a bajar sus precios al consumidor y el Gobierno a no subir energéticos y tarifas.
Sin embargo, la realidad es que la mayor parte de los alimentos que importamos como país provienen de zonas o naciones con las que México mantiene acuerdos comerciales y por lo tanto están prácticamente libres de aranceles.
Asimismo, el Gobierno federal ha incumplido con su parte de los acuerdos. Pues tan sólo este mes de enero la CFE anunció un ajuste a sus tarifas eléctricas de 7.1%, lo cual representa el mayor ajuste para un mes de enero desde 2016.
De igual forma, en diciembre pasado la Secretaría de Hacienda y Crédito Público anunció un incremento a las cuotas del IEPS a los combustibles, que en el caso de la gasolina regular pasó de 5.49 a 5.92 pesos por litro (7.8% de alza), en la premium de 4.64 a 4.99 pesos por litro (7.5% de aumento) y en el diesel de 4.64 a 6.51 pesos por litro (40.3% de incremento).
Con esto podemos ver que aunque el Gobierno argumente que está otorgando estímulos fiscales al cobro de IEPS en los combustibles, la realidad es que en enero de 2023 los consumidores están pagando una mayor cantidad de IEPS en el consumo de combustible, con respecto a lo que pagaban en octubre del año pasado. Pues mientras que del 15 al 21 de octubre por ningún combustible se pagaba IEPS, del 21 al 27 de enero de 2023 por la gasolina regular se paga una cuota de IEPS de 2.08 pesos por litro, por la premium de 2.64 pesos y por el diesel de 0.68 pesos.
Con base en todos estos datos, queda en evidencia que los resultados del PACIC 1.0 han sido prácticamente nulos. De acuerdo con datos del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INCP) de INEGI, de los 24 productos listados en el acuerdo inicial, solamente 4 redujeron sus precios entre mayo y la primera quincena de septiembre, y los 20 restantes aumentaron hasta en 75.7%, como fue el caso de la naranja, o del 60.7%, como ocurrió con la cebolla.
La tendencia se mantuvo de la segunda quincena de septiembre a la primera quincena de enero, incluso tras el anuncio del PACIC 2.0, cuando de los 24 productos listados que supuestamente bajarían un 8%, en realidad solamente 4 redujeron sus precios y nuevamente 20 subieron sus costos al consumidor, con alzas como la de 106.1% en el caso del chile serrano, o la de 29.6% en el jitomate.
Así, la inflación anual subió de 7.65% en mayo pasado a 8.76% en la primera quincena de septiembre. Luego, producto del aumento histórico en las tasas de interés del Banco de México, bajó a 7.46% en la segunda quincena de noviembre, pero de nueva cuenta está repuntando hasta alcanzar 7.94% en la primera quincena de enero de este 2023.
Tanto el PACIC 1.0 como el PACIC 2.0 han mostrado estar condenados a no brindar ningún tipo de resultado favorable, ya que no contemplan el establecimiento de estímulos fiscales o presupuestales que impulsen la productividad del sector agropecuario y que amplíen la oferta de alimentos en el país, lo que sí ayudaría a reducir las presiones en los precios.
Tal como en su momento advirtieron varios especialistas, entre octubre y noviembre se dio una reducción marginal en los niveles de inflación, sin embargo esto sólo fue un reflejo temporal derivado del incremento de las tasas de interés por parte del Banco de México y de la desaceleración económica que provoca el encarecimiento del crédito, de manera que no tuvo nada que ver con la acción del Gobierno federal materializada en los dos acuerdos ya mencionados.
Moisés Gómez Reyna
@gomezreyna