Investigadores japoneses han descubierto más de 200 millones de toneladas de nódulos de manganeso ricos en metales para baterías en el Océano Pacífico, dentro de la zona económica exclusiva del país. El hallazgo, realizado por un equipo de expertos de la Universidad de Tokio y la Fundación Nippon, podría significar una revolución en la disponibilidad de materiales clave para la industria tecnológica.
Los nódulos, del tamaño de un puño, cubren una extensa área del lecho marino cerca de Minamitorishima, una remota isla de Tokio. Estos nódulos, situados a profundidades de unos 5.500 metros, contienen cobalto, níquel, cobre y manganeso, y son muy similares a los nódulos polimetálicos encontrados en la zona Clarion-Clipperton del Pacífico.
El equipo estima que el depósito contiene 610.000 toneladas de cobalto, lo que equivale a 75 años de consumo para Japón, y 740.000 toneladas de níquel, suficientes para 11 años de consumo. La Fundación Nippon y otras entidades planean comenzar la extracción a gran escala de estos nódulos el próximo año, con la intención de suministrarlos a empresas japonesas capacitadas para procesarlos. Para 2026, se espera establecer una empresa conjunta con varias compañías japonesas para desarrollar estos minerales como materiales de origen local.
La Universidad de Tokio contribuirá al proyecto desde un punto de vista académico, realizando análisis detallados del material extraído del fondo marino. La presencia de nódulos de manganeso en la zona se descubrió por primera vez en una encuesta realizada en 2016 por un equipo de la universidad y otras organizaciones. Una encuesta de muestreo exhaustiva se llevó a cabo desde finales de abril hasta principios de junio de este año para calcular las estimaciones de depósitos.
Sin embargo, la profundidad a la que se encuentran los nódulos presenta un desafío significativo. Colin Hamilton, analista de BMO, señaló que la extracción de estos materiales no será sencilla y podría servir como un caso de prueba para evaluar los beneficios y desventajas de la minería en aguas profundas en el contexto de la transición global hacia fuentes de energía más sostenibles.
Además, varios consumidores clave de metales han expresado su reluctancia a comprar materiales extraídos de aguas profundas hasta que se realicen más estudios sobre el impacto ambiental de estas actividades. Grandes bancos mundiales, como Credit Suisse, Lloyds, NatWest, Standard Chartered, ABN Amro y Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, han introducido políticas que excluyen la financiación de la exploración y extracción en aguas profundas.
La demanda de níquel y cobalto se espera que aumente significativamente en las próximas décadas, con estimaciones de incremento entre un 400% y un 600% a medida que la tecnología alimentada por baterías reemplace a los sistemas tradicionales de petróleo y gas. The Metals Company (Nasdaq: TMC), una de las empresas líderes en extracción de nódulos del fondo marino, anunció a principios de junio que había producido con éxito el primer sulfato de cobalto del mundo derivado exclusivamente de nódulos polimetálicos del fondo marino.
La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA) está trabajando actualmente en las regulaciones mundiales iniciales para la minería submarina, con planes de finalizar el código para 2025. A pesar de la ausencia de reglas formales, la minería en aguas profundas técnicamente podría comenzar en julio.
Este descubrimiento representa un avance significativo para la industria minera japonesa y plantea importantes preguntas sobre el futuro de la minería en aguas profundas y su impacto ambiental global.
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