La minería mexicana en el ojo del huracán

La Convención Internacional de Minería 2023 que debía llevarse a cabo entre el 25 y 27 de octubre en Acapulco fue una de las tantas pérdidas que ocasionó el huracán más poderoso y devastador que haya tocado la costa pacífica mexicana.

El gobierno mexicano calcula decenas de muertos y desaparecidos, con pérdidas económicas estimadas en hasta US$15.000 millones, luego de que la tormenta tropical Otis se intensificara a huracán de categoría 5 en menos de 24 horas.

Yo fui una de la treintena de periodistas que partió rumbo a Guerrero – uno de los principales estados mineros del país – para participar en actividades previas a la convención bianual más importante del sector mexicano, entre ellas una visita a la mina Capela de Industrias Peñoles.

Por instrucción del gobierno guerrerense, durante los trayectos previstos, como a la mina Capela en Teloloapan, dos unidades de la policía estatal resguardaban el autobús donde nos trasladábamos los periodistas.

El ambiente se tornó más tenso cuando el lunes 23 de octubre, fuentes oficiales y medios locales confirmaron la muerte a tiros por parte de hombres armados de al menos dos funcionarios locales y 11 policías en el municipio guerrerense de Coyuca de Benítez. Una muestra de la violencia creciente en este estado del suroeste del país de la que tampoco está exenta la industria minera, representada por empresas como la mexicana Peñoles, pero también las canadienses Torex Gold y Equinox, entre otras.

La noche de la inauguración de la convención, el martes 24, todo se desarrolló dentro de lo planeado en el recinto Mundo Imperial, aunque la gobernadora Evelyn Salgado envío excusas por no poder asistir, sin mencionar a Otis, que se fortalecía conforme se aproximaba a Acapulco, según los reportes meteorológicos.

El coordinador de la convención, Ricardo Moreno, recordó en su discurso de apertura que desde hace 70 años, la Asociación de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos de México (AIMMGM) ha convocado bianualmente a este relevante evento sectorial en el que se esperaban ver innovaciones tecnológicas en equipos y maquinarias en un total de 1,173 stands de 381 empresas y gobiernos estatales, a lo largo de 23,000 metros cuadrados de exposición.

Los periodistas que apenas horas antes recibimos nuestros certificados por participar en el seminario de minería nos dirigimos a cenar al centro comercial La Isla que quedaba a pocos metros de Mundo Imperial, sin saber que poco después nos enfrentaríamos a la fuerza de los vientos sostenidos de hasta 270 kilómetros por hora que alcanzó Otis.

Nadie, ni el mismo Gobierno guerrerense, ni los pobladores, ni mucho menos los visitantes, estábamos preparados para lo pronto que el ambiente de celebración se tornaría en uno de los paisajes de mayor devastación que ha vivido México en la última década.

Tanto quienes vivieron el paso del huracán en las habitaciones o el refugio habilitado en el hotel Pierre Mundo Imperial, donde nos alojábamos, como los 13 comunicadores a quienes nos tomó por sorpresa dentro del autobús turístico que cerca de las 11:00 pm nos recogió en La Isla, empapados por la torrencial lluvia, pensamos que tal vez no viviríamos para contarlo. Fueron las dos horas más aterradoras que en lo personal he vivido.

Cuando la fuerza extrema de los vientos se hizo evidente por los bruscos movimientos de la unidad y las pláticas se convirtieron en silencio, tirarnos al piso, rezar y tomarnos las manos con el compañero que teníamos más cerca era lo único que nos quedaba mientras estuvimos estacionados en la entrada de nuestro destino: el hotel Pierre.

Minutos antes de que los vidrios de las ventanas traseras del lado izquierdo del autobús estallaran -el lado por el cual entró el huracán-, los oídos nos zumbaron con tal fuerza que pensé que nos podían explotar, mientras nos cubríamos las cabezas con nuestros bolsos por si unos de los objetos que entraron como proyectiles nos alcanzaba.

Que luego estallaran las ventanas del lado derecho y, encima, nos cayera una palmera del costado izquierdo, no solo hizo que bajara la molestia auditiva, sino que nos salvó de volcarnos en el peor momento del huracán. Tener del lado derecho otro pequeño autobús también impidió que se abriera la puerta principal. No era nuestro día para morir.

Despertar la mañana del miércoles sin luz, sin señal de Internet, sin agua y en un paisaje irreconocible por la devastación ocasionada por la fuerza de la naturaleza fue un recordatorio de lo vulnerable que somos los humanos.

En las inmediaciones inundadas del Mundo Imperial, y del hotel de enfrente donde se hospedan decenas de los 10,000 visitantes que esperaba recibir la convención minera, la solidaridad y unión que caracteriza a la industria tampoco se hizo esperar.

“Como casi todos íbamos a la convención, había muchas camionetas y se organizaron para ir por cosas. Y ya que se liberaron las autopistas, preguntaban si alguien necesitaba un ride Siempre recibí buena atención y todos estábamos con la mayor disposición de ayudar a quien necesitara algo”, dijo Luis Ángel Ávalos, participante en la convención de 36 años, proveniente de Ciudad de México, quien se hospedó frente a Mundo Imperial.

AIMMGM, que organizó el evento, dijo que los asistentes fueron evacuados a partir del jueves “gracias a la participación, apoyo y solidaridad de empresas mineras, proveedores, voluntarios y el gobierno del estado de Guerrero”.

“Los miles de convencionistas salimos de Acapulco porque, como hemos dicho: queremos ser parte de la solución, no del problema. Con nuestro desalojo evitamos más problemas de escasez de alimentos y combustibles, causados por el paso del huracán Otis”, agregó la organización en un comunicado.

Al consultar a la asociación sobre los impactos económicos de suspender la convención debido a los convenios no cumplidos, una de sus portavoces respondió el fin de semana que, por lo pronto, estaban concentrados en seguir apoyando con transporte a todos los convencionistas, proveedores y expositores que seguían en Acapulco.

“Ahorita todas las empresas del gremio se han concentrado en apoyar a todos para que puedan volver o recuperar los equipos, maquinaria o materiales de hoteles y la Expo”, dijo la portavoz de la AIMMGM, Esther Arzate.

Fuente: BNamericas