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Las ��minas�� de las minas: hacen el mismo trabajo que los hombres y cada vez son más

No era solo un mundo de hombres. Era un mundo en el que decir ��minas�� o mujer era lo mismo que desgracia. Durante siglos, las minas fueron el dominio de

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No era solo un mundo de hombres. Era un mundo en el que decir ��minas�� o mujer era lo mismo que desgracia. Durante siglos, las minas fueron el dominio de hombres convencidos de que la mujer sólo podía traer mala fortuna. En ese territorio de túneles oscuros, a las esposas sólo les era permitido ingresar el 4 de diciembre, día de Santa Bárbara, único día que las mujeres no despiertan la furia del demonio.
Pero todo cambió cuando las mineras descubrieron que las ganancias estaban en otro lado: la explotación a cielo abierto. Sin pasadizos se acabó la maldición. Y poco a poco las mujeres comenzaron a trabajar a la par que sus compañeros. Según un informe de la Cámara Argentina de la Empresa Minera, luego una década en que la minería comenzó a producir en cantidades industriales, las mujeres ya ocupan el 10 % de los puestos de trabajo.
Los días de suerte, y después de trabajar doce horas, Laura Muñoz logra hacer más de cien pozos. Por esos huecos, se deslizarán 18 metros hacia abajo los explosivos para hacer estallar en pedazos la montaña y sacar el oro de los Andes. Laura trabaja en Veladero. Es la única perforista mujer de un equipo de cuatro. Entró a la mina hace ocho años, uno después de haber decidido que iba a criar a sus cinco hijos sola, incluyendo a Pilar, la beba de ocho meses. La mina le dio lo mismo que a todos los que deciden pasar la mitad de sus días lejos de casa, entre roca, explosiones y polvo: un sueldo muy por encima del promedio y una profesión. A cambio, Laura vive dos semanas allí y descansa otras dos en su casa en las afueras de San Juan.
La primera semana en la mina trabaja de 8 de la mañana a 8 de la noche. La segunda al revés: duerme de día, trabaja de noche. Cuando habla de su trabajo, lo hace con tanto orgullo que pareciera que apenas se cansa: ��Este país es un poco machista, pero vos tenés que hacerte tu lugar. Tuve que sentarme a estudiar, me capacité y aprobé con el mejor promedio. Al principio me decían si podía caminar y masticar chicle pero me gané el respeto. No espero que me ayuden a cambiar una barra de 120 kilos, lo hago sola��.
En la Argentina, el porcentaje de mujeres en las minas (10%) es mayor al de Chile (6,3 %), con una tradición minera mayor. La explotación a cielo abierto ��una de las más cuestionadas por la contaminación que provoca y la falta de controles que la avalan�� hizo que la industria creciera y necesitara cada vez más trabajadores dispuestos a soportar jornadas agotadoras lejos de casa.
Casi en paralelo, las mujeres fueron también las que se pusieron al frente de la lucha ambientalista contra la invasión de las empresas. ��La voracidad de las mineras es tremenda. Trabajan las 24 horas sin descanso y las condiciones laborales son terribles, para los hombres y para las mujeres��, advierte el abogado ambientalista Enrique Viale.
Pero a las empresas les resultó un negocio perfecto. Las mujeres también resultaron mejores conductoras para llevar de un lado a otro camiones de más de siete metros de altura. Y ese es uno de los puestos donde más las requieren. Damián Altgelt, gerente general de Caem, explica que hay ��un crecimiento importante, gran parte por los adelantos enormes a nivel tecnológico que hacen más tolerable las condiciones de trabajo que son muy duras. Hoy, el 80 por ciento de la minería es a cielo abierto��.
Por esa puerta ingresó Alejandra Silva a Cerro Negro, en Santa Cruz. Buscaban mujeres capaces de dominar un camión de cincuenta toneladas. ��La relación entre hombres hoy es muy agradable, por el tiempo que pasamos en los turnos, se sienten como familia��, dice. Su familia, la de su esposo y su hijo, la esperan en casa, en Perito Moreno, cada quince días, cuando le toca el turno de descanso. Y eso, cuenta, es lo más difícil de su trabajo.
En Gualcamayo, las mujeres llegan al 16 por ciento. Allí trabaja Marta Ahumada. Empezó corrida por un sueldo de profesora que no alcanzaba. Hoy no se imagina enun aula. ��Me encanta. Si no te gusta, en este trabajo no te quedás mucho��, dice Marta, y ya lleva nueve años trabajando en la mina.

Fuente: clarin.com

Leonel Roberto Perea Trejo

Publicado hace 9 años

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