El Gobierno impulsará seis iniciativas de carbón, una de níquel, cuatro de oro y dos de cobre. La inversión total sería de 6.000 millones de dólares.
Con 13 proyectos de minería a gran escala, el Gobierno Nacional busca darle un segundo aire al contraído sector extractivo del país.
La intención del Ejecutivo, a través del Ministerio de Minas y Energía (MME), es reimpulsar la operación de seis complejos carboníferos, uno de níquel, cuatro de oro y dos de cobre, en un plan para ampliar la matriz minera nacional.
Para poner a andar esta estrategia, desde hace varias semanas, la cartera minero energética le viene haciendo seguimiento a los proyectos Cerrejón en La Guajira; La Loma, Calenturias, La Jagua, La Francia; El Hatillo en el centro del Cesar; y Cerro Matoso en Córdoba.
Así mismo, a las iniciativas Buriticá, Gramalote, Quebradona y La Ye en Antioquia; Soto Norte en Santander; y Pegadorcito en Chocó (ver mapa). La meta, de aquí al 2022, es dejarlos en producción o con niveles más altos a los que registran hoy en día.
Por esta razón, el seguimiento no solo se viene haciendo desde el MME, sino también desde la Presidencia, ya que son catalogados como Proyectos de Interés Nacional y Estratégicos (Pines).
“En la actualidad estamos concentrados en analizar cada una de esas iniciativas con el fin de establecer el estado en el que se encuentran, y desde dónde hay que darles el impulso que necesitan”, señaló la ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez.
Y anotó que en los planes de reactivación económica del Gobierno, uno de los sectores más beneficiados con inversión ha sido precisamente el extractivo.
Por su parte la viceministra de Minas, Carolina Rojas, subrayó que el valor agregado para cada uno de los citados proyectos mineros a gran escala es que están siendo desarrollados por empresas de primer orden a nivel mundial, las cuales ejecutan sus procesos desde el punto de vista ambientalmente sostenible y con tecnología de punta.
En cuanto a inversiones, el desarrollo y/o ampliación en las respectivas operaciones –hasta el 2022–, las dos funcionarias consultadas señalaron que este rubro se calcula inicialmente en US$2.600 millones, pero en la vida total, los desembolsos para desarrollo se estiman, al 2030, en unos US$6.000 millones (unos $18 billones).
“Hay que tener en cuenta que la mayoría de estos proyectos mineros ya han realizado importantes inversiones para su desarrollo, pero las cuentas iniciales se hacen desde la fecha hasta el término del período del actual Gobierno, y se adiciona una proyección a otros 10 años”, precisó la viceministra Rojas.
El gran reto que tiene el Ejecutivo por delante no es solo mantener a flote la producción de carbón, ante la caída que ha tenido en los precios internacionales, sino aumentar la operación, tal y como lo tienen trazado.
La razón de poner todas las cartas sobre la mesa en esta apuesta radica en que además de representar el 80% de las regalías actuales del país, este mineral ocupa el primer lugar en la lista de producción.
“Ante la coyuntura de la cotización internacional en los precios del carbón, a la vez que las compañías carboníferas están haciendo ajustes en sus costos de operación, el Gobierno planea fórmulas fiscales para darle vía a las inversiones requeridas”, señaló Rojas.
Y dejó en claro que la menor cotización a nivel global de este mineral no será impedimento para hacer expansiones en las respectivas operaciones.
Por su parte Guillermo Fonseca, presidente del complejo carbonífero del Cerrejón, afirmó que están recurriendo a todo lo que tienen a la mano para llevar la operación sobre nivel.
“Hemos acudido al Gobierno Nacional para plantear fórmulas como los Certificados de Reembolso Tributario (Certs) para apalancar la inversión. Es un mecanismo que toma su tiempo para amortiguar el flujo de caja. También, alternativas para atender algunos de los pagos de impuestos o de regalías que se deben cumplir. Buscamos cómo pueden ser financiados o en dado caso ampliar su plazo”, explicó.
Otra de las apuestas con la estrategia de reactivación minera es la de darle un aire mayor a la operación aurífera del país.
Al respecto, la Viceministra estimó que, con los diferentes niveles del oro, al año se podrían aumentar las exportaciones en cerca de US$500 millones, e incluso podría haber crecimientos significativos en regalías, que estarían por el orden de unos US$100 millones adicionales.
“Colombia posee una ubicación geográfica estratégica en el cinturón de la Cordillera de Los Andes, lo que le ha permitido identificar ambientes geológicos que muestran una tendencia metalogénica altamente favorable para prospectos y depósitos metálicos, como es el caso del oro”, indicó Silvana Habib, presidenta de la Agencia Nacional de Minería (ANM).
Y agregó que, en la operación aurífera, la mirada está sobre los proyectos Buriticá y Gramalote, con los cuales se estima que ayudarían a aumentar la producción de oro del país en poco más del 25%.
El cobre, es otro de los minerales estratégicos en la transformación de la matriz minera. Según registros de la ANM, a la fecha hay registrados 800 títulos para desarrollo, pero la mayoría se encuentra en etapa de exploración.
“En la política de diversificación minera del Gobierno, el desarrollo de la operación cupífera es esencial, más si el metal es de vital importancia para la transformación energética que adelanta el Ministerio de Minas y Energía”, dijo Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería (ACM).
Fuente: .portafolio.co
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