Los cambios que busca la minería, Argentina
La presencia en San Juan de los principales candidatos presidenciables, plantea el inevitable tema del futuro de la minería en la Argentina dentro de sus propuestas económicas. La potencialidad del sector en la macroeconomía obliga a definiciones políticas inequívocas en estos momentos de campaña, frente a las expectativas de un empresariado que demanda cambios con reglas claras, seguridad jurídica y sin asfixia fiscal.
El panorama de la minería metalífera mundial es preocupante, en particular para la producción de oro, que tuvo esta semana una caída histórica en su cotización internacional del último lustro, precipitando también las regalías e inversiones, junto con un impacto social ineludible por el achicamiento de gastos que hacen las compañías explotadoras y de servicios. En esta coyuntura son cruciales las políticas públicas para cambiar la estrategia competitiva para asegurar la sustentabilidad de la gran minería.
Los problemas del sector son estructurales pero las soluciones son rápidas y con cambios factibles si hay voluntad para hacerlos, como es aliviar la presión impositiva para hacer viable el negocio minero. Aplicar retenciones del 10% sobre el precio de venta, junto a los demás impuestos, establecen la carga tributaria más alta del mundo para un producto con altísimos gastos de elaboración que promedian el 80%, diferentes a otras industrias, de manera que si una onza de oro vale mil dólares, 800 dólares son costos de producción. Se suman exabruptos tributarios como el intento del gobierno de Santa Cruz de crear un impuesto inmobiliario minero.
Por eso es inútil salir al mundo a buscar inversores, como ha prometido un candidato a la Presidencia, si antes no se cambian las reglas de juego con absoluta seguridad jurídica por el tiempo que dure un emprendimiento, desde las tareas exploratorias hasta el cierre del yacimiento. Esto se refleja en la frustración de El Pachón, el gigantesco proyecto cuprífero que potenciaría la economía sanjuanina y el PBI nacional debido a su gran proyección. Pero sin reglas claras, los capitales internacionales se fueron del país y ya recalaron en Perú.
Este ejemplo no es único, porque tampoco se están haciendo exploraciones en otras áreas de factibilidad probada, en el resto del país. Es que para recuperar la confianza externa que hemos perdido por los desaciertos políticos, a las compañías se les deben mostrar las cartas sobre la mesa para exhibir las buenas intenciones. Lo demás es pura demagogia para el consumo interno.
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Fuente: diariodecuyo.com.ar