En Durango, donde la minería ha sido parte esencial del desarrollo económico y cultural por generaciones, una empresa familiar ha comenzado a marcar la diferencia. No se trata solo de extracción ni de cifras, sino de una visión renovada: Grupo Bacis está escribiendo una nueva página en la historia de la industria mexicana, en la que tecnología, sostenibilidad y cercanía con la comunidad se entrelazan con identidad.
Al frente de esta transformación está Julio Aranis Vargas, un joven directivo que decidió no conformarse con dirigir la empresa como la heredó, sino repensarla desde sus cimientos. Formado profesionalmente en instituciones de alto nivel en Estados Unidos, Canadá e Inglaterra, Aranis regresó a México decidido a profesionalizar las operaciones de la empresa que fundó su familia hace más de cuatro décadas.
Más que metales: visión a largo plazo
En lugar de enfocarse únicamente en el rendimiento financiero, la nueva dirección optó por priorizar la organización interna, sentar bases sólidas para el crecimiento a futuro e incorporar procesos propios de grandes compañías, sin perder la esencia de una empresa con rostro humano.
Una de las apuestas más visibles ha sido la implementación de tecnología avanzada para controlar las operaciones mineras. Hoy, la mina puede monitorearse desde un centro de control que ofrece información en tiempo real, lo que ha mejorado la eficiencia operativa y reforzado la seguridad de los trabajadores.
Energía limpia y recursos bien gestionados
Grupo Bacis ha demostrado que la minería sustentable no es un concepto vacío, sino un compromiso real. Actualmente, parte importante de su operación se alimenta de energía solar generada en dos huertos instalados en sus instalaciones, y ya se trabaja en un tercer proyecto de este tipo. En cuanto al agua, un recurso vital y sensible, han logrado desarrollar un sistema de uso y reúso que permite aprovecharla en distintos ciclos productivos, reduciendo el impacto ambiental de manera tangible.
En paralelo, la empresa también promueve la reforestación en zonas no intervenidas por la actividad minera, generando nuevos pulmones verdes en áreas donde antes no había más que terreno estéril.
Comunidad y confianza: el núcleo de su estrategia
A diferencia de muchas compañías del sector, Bacis mantiene un diálogo abierto y continuo con las comunidades aledañas. No lo hacen por obligación, sino porque entienden que el desarrollo económico solo tiene sentido si genera bienestar colectivo. Las escuelas, los servicios de salud y el empleo local son parte fundamental de su estrategia de impacto social, que se organiza en torno a nueve ejes de acción.
Para quienes viven en la región, Bacis no es un ente lejano ni cerrado. Es una empresa presente, que escucha, que colabora y que apuesta por el desarrollo conjunto.
Liderar sin imposición
Aranis Vargas no se presenta como el típico director ejecutivo. Su estilo de liderazgo combina la exigencia profesional con la empatía que solo da el conocimiento profundo de la historia familiar y el territorio. Lejos de imponer, construye desde el acompañamiento, convencido de que el verdadero cambio nace de dentro y se impulsa con la participación de todos.
Su visión no es solo mantener viva la herencia de su padre, fundador del grupo, sino llevarla a un nivel donde la empresa esté preparada para competir globalmente, sin perder su origen local.
Grupo Bacis no es una minera más. Es el ejemplo de que el cambio en la industria puede venir desde adentro, cuando se combina innovación, conciencia social y un liderazgo que entiende que el verdadero valor de una empresa se mide en lo que deja, no solo en lo que extrae.
Fuente consultada:
Entrevista a Julio Aranis Vargas publicada por Líderes Mexicanos (julio 2025).
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