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Modernizar o estancarse: los desafíos que enfrenta el sector hidrocarburos en América Latina

La industria del petróleo y gas en América Latina se encuentra en una encrucijada histórica. De cara al ciclo de inversiones más ambicioso de las últimas décadas, con una proyección

hace 5 meses

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La industria del petróleo y gas en América Latina se encuentra en una encrucijada histórica. De cara al ciclo de inversiones más ambicioso de las últimas décadas, con una proyección de 500 mil millones de dólares hacia 2030 según datos de Rystad Energy, el sector enfrenta simultáneamente una serie de obstáculos estructurales que ponen a prueba su capacidad de evolución.

Desde México hasta el Cono Sur, las oportunidades de inversión conviven con una realidad operativa compleja: activos en fase terminal, sistemas obsoletos, costos crecientes y amenazas cibernéticas. La región no sólo necesita inyección de capital, sino también visión estratégica para integrar tecnologías que garanticen eficiencia, sostenibilidad y seguridad en todos los eslabones de la cadena de valor.

Para Julieta Rodríguez, Gerente de Cuentas Estratégicas O&G para Rockwell Automation en Latinoamérica, la clave está en la modernización tecnológica como base de competitividad. “Estamos hablando de tasas de producción decrecientes, complejidad en el mantenimiento, falta de datos útiles en tiempo real. Todo esto impide a las empresas reaccionar a tiempo y tomar decisiones estratégicas que aseguren su viabilidad en el largo plazo”, explica.

Infraestructura al límite: un reto con múltiples frentes

Buena parte del parque industrial energético en la región opera con equipos y software que ya no responden a las exigencias del mercado actual. De acuerdo con Rodríguez, la falta de sensores inteligentes, sistemas SCADA actualizados y soluciones de conectividad robusta limita la detección de fallas, el monitoreo remoto y la toma de decisiones informadas.

En las operaciones off-shore, la corrosión, el difícil acceso y los altos costos de mantenimiento agravan la situación. Las terminales de almacenamiento también acusan rezago tecnológico: muchos operan con equipos sin actualizaciones, con escasa eficiencia energética y sin capacidades analíticas para prever incidentes o fugas.

El transporte, tanto por ductos como por embarcaciones, sigue dependiendo en muchos casos de sistemas rudimentarios que dificultan la gestión del flujo, la seguridad y la trazabilidad. Y en el procesamiento de gas y GNL, la imposibilidad de optimizar procesos en tiempo real impacta directamente en los márgenes operativos.

A esto se suma una amenaza creciente: la ciberseguridad. “Conectar más dispositivos sin un modelo robusto de gobernanza de datos y seguridad solo expone más a las operaciones a ataques de hackers o ransomware”, advierte Rodríguez.

La estrategia: migrar con inteligencia

¿Cómo dar el salto hacia una industria más moderna y resiliente? Rodríguez propone una estrategia de modernización dividida en tres fases: diagnóstico de activos y brechas de talento, migración por etapas para evitar paros operativos, y convergencia entre la tecnología operacional (OT) y la informática (IT), con la ciberseguridad como eje transversal.

“Más allá de comprar nueva tecnología, se trata de integrar lo que ya se tiene, identificar puntos críticos y comenzar con lo que genera mayor impacto en eficiencia o reducción de riesgos”, detalla. La integración, dice, debe permitir extraer datos en tiempo real, facilitar el análisis predictivo y optimizar procesos en cada etapa: desde el pozo hasta el procesamiento final.

Modernizar con visión sostenible

El desafío no es solo técnico, también es ambiental y estratégico. Incorporar tecnología debe ir de la mano con modelos de sostenibilidad. Para ello, explica Rodríguez, es necesario integrar plataformas que midan y gestionen el consumo energético, las emisiones de carbono y el desempeño de cada equipo.

“La digitalización y automatización inteligente pueden hacer mucho más que eficientar procesos: permiten implementar estrategias claras de reducción de huella de carbono, vitales para una industria que necesita justificar su continuidad en un mundo que avanza hacia la descarbonización”, puntualiza.


La gran oportunidad latinoamericana

En palabras de la especialista, América Latina está frente a una ventana de oportunidad histórica. “La modernización es más que una inversión necesaria: es un multiplicador de valor. Las empresas que se adapten no solo ganarán competitividad, también estarán mejor posicionadas para la expansión futura de la industria”.

Rodríguez es clara: aunque el camino es complejo, el momento de actuar es ahora. “Estamos frente a una oportunidad única para transformar el sector hidrocarburos en uno más ágil, eficiente y alineado con las exigencias del siglo XXI. La región tiene el talento, el capital y el potencial. Solo falta alinear la voluntad.”




Editorial

Publicado hace 5 meses

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