Mujeres trabajando en minas extranjeras
Llegar a un país no fue tan difícil , pues tenía varias ventajas, primero el habla hispana, el objetivo del viaje giraba en torno a lo que más amo, la arqueología; aunque en realidad no sabía con certeza el rol que iba a desempeñar, ya que sólo sabía que iba a laborar en una mina a cielo abierto en una comunidad de Panamá.
No sentí presión por trabajar en un ambiente exclusivo de hombres, ya que había muchas mujeres trabajando en la misma compañía a la que yo acababa de llegar. Había biólogas, médicas, veterinarias, arqueólogas, operadoras, etc.
Al principio, era un ir y venir diario del pueblo donde vivíamos a la mina, era algo muy pesado pues a veces teníamos qué levantarnos a las cuatro de la mañana para poder llegar a buen hora a la mina. Después fue el cambio a los campamentos exclusivos de la mina, ahí fue donde conocí en realidad lo que era desenvolverte como mujer en un ambiente propio de hombres. Pues las áreas designadas para mujeres eran pocas, sin embargo estaban mejor acondicionadas que las de los hombres.
El puesto que yo tenía era meramente relacionado con lo arqueológico, tenía a mi cargo grupos o equipos compuestos por hombres especializados y obreros en diferentes áreas de las minas, donde se localizaban vestigios y había que analizarlos. En muchas ocasiones nos encontrábamos con verdaderos tesoros de épocas antiguas, otras sin dejar de ser valiosos, pedacitos de artefactos que a veces no nos indicaban mucho. Sin embargo la experiencia de vida fue grata.
Desde un inicio, tratar con mis trabajadores fue fácil, pues tenían disposición, nos cuidaban más, sobretodo de los animales que no conocíamos como las diferentes especies de serpientes, sapos o arañas. nos ayudaban a cargar cosas pesadas, a limpiar los senderos, entre otras cosas.
Aun así, fue fácil adaptarse ya que todas las personas o, por lo menos la mayoría, eran amables y considerados, pues tenían mucha paciencia al explicar desde cosas técnicas, cómo realizar el trabajo, hasta los detalles de las costumbres de ese país.
En la mina donde yo trabajaba se interesaban mucho en el medio ambiente y eso era también oportunidad de crecimiento, pues había campo para biólogos que apenas iniciaban su carrera, no sólo para mujeres sino en general, aunque debo confesar que el campo se abre a la mujeres y eso es muy bueno.
Lo me más me llamaba la atención y, ya se está dando con más frecuencia es que ya hay más mujeres operando maquinaria dentro de la mina, otro campo abierto para la mujer, una nueva oportunidad para crecer y para mostrarnos a nosotras que podemos y tenemos alcances inimaginables, aunque creo que eran pocas las mujeres interesadas en montar esos animalotes de hierro.
Sobre la relación entre la Arqueología y Minería, es prácticamente estrecha, aunque no sea el objetivo principal de ninguna de las dos materias, considero que hay un hilo muy delgado que las une y es el trabajar con elementos extraídos de la tierra.
Un día de labor para una arqueóloga, dentro de una mina era muy variado se iniciaba haciendo recorridos por el área designada, para después realizar sondeos para identificar los restos arqueológicos; se delimitaba el área de excavación y rescatar los restos, éstos se registraban, se analizaban y se entregaban al INAC.
La razón de que hubiera arqueólogos en la mina fue porque al inicio del proyecto localizaron evidencias arqueológicas y, así como en México hay una institución que rige todo lo que tiene que ver con la arqueología en Panamá también la hay, se llama INAC. Así que una vez vistos esos restos dicha institución entro en la labor de rescate, con la única finalidad de salvaguardar el patrimonio panameño.
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Fuente: OutletMinero