COLUMNA
La frecuencia e intensidad de fenómenos extremos, como olas de calor y fuertes lluvias, han aumentado, producto de gases de efecto invernadero
Todo indica que a partir de este 2023 el clima en nuestro planeta no volverá a ser el mismo y los fenómenos meteorológicos extremos serán la nueva normalidad.
Van menos de ocho meses de este año y ya vivimos alertas por calor extremo, lluvias masivas a causa de huracanes e incendios devastadores en diversas partes del mundo. Esto no es producto de la casualidad.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) advierte que estos fenómenos climatológicos intensos llegaron para quedarse y, sin duda, son potenciados por el cambio climático inducido por el hombre.
El calor extremo, por ejemplo, ha sido alertado por diversos servicios meteorológicos en Europa, entre ellos en Francia, Alemania, Polonia y Suiza.
Mientras tanto, en algunas zonas de Oriente Próximo se esperan temperaturas superiores a los 50 grados centígrados y en Japón se está sufriendo una prolongada ola de calor que ha batido récords de temperatura.
Por otra parte, la OMM también advirtió que el huracán "Hilary" se intensificó "rápidamente" hasta convertirse en uno de categoría cuatro frente a la costa mexicana del Pacífico, lo que fue posible gracias a ser alimentado por las cálidas temperaturas de la superficie del océano.
La frecuencia e intensidad de muchos de estos fenómenos extremos, como las olas de calor y las fuertes precipitaciones, explica la agencia, han aumentado en las últimas décadas, producto de las emisiones de gases de efecto invernadero que aceleran el cambio climático en nuestro planeta.
Otro fenómeno que se está normalizando cada verano son los numerosos y feroces incendios en diversas partes del mundo, como ha sido el caso de Hawái y las Islas Canarias, señala.
Además, en Canadá este año ha sido fuera de serie, apunta, al registrarse más de 600 incendios forestales fuera de control en todo el país.
Según la OMM, el suroeste del Pacífico es otra de las regiones más afectadas por los efectos del calentamiento global, donde las catástrofes meteorológicas desgarran el tejido social.
Según su último informe, la subida del nivel del mar amenaza el futuro de las islas más bajas, mientras que el aumento del calor y la acidificación de los océanos devastan los ecosistemas marinos.
A pesar de este sombrío panorama mundial, en México es poco o nada lo que hace nuestro Gobierno para mitigar el cambio climático y, por el contrario, su política energética y ambiental parece ir en el sentido contrario.
El llamado gobierno de la 4T, ha dado prioridad al uso de combustibles fósiles más contaminantes (como el combustóleo) para generar electricidad, por encima de las energías limpias. Por otra parte, sus obras faraónicas están causando un daño ecológico significativo.
Tan solo en 2021, se registró un incremento anual de 8% en el uso de combustóleo por parte de la CFE para generar electricidad. Éste es un residuo de la refinación de hidrocarburos "altamente contaminante"; no obstante, es la tercera fuente de energía de la empresa propiedad del Estado Mexicano.
Por otro lado, la construcción del Tren Maya podría resultar en la tala de al menos 2 mil 500 hectáreas de selvas húmedas y secas, representando la eliminación de aproximadamente 8 millones 736 mil árboles, según el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cedma).
Esto es una desgracia considerando que ya de por sí México ocupa uno de los primeros lugares en deforestación a nivel mundial.
Estos dos ejemplos nos dicen dos cosas: Primero, existe claramente poca conciencia ecológica del actual Gobierno y, segundo, no se visualizan las enormes pérdidas humanas y económicas que puede generar el aceleramiento del calentamiento global al que estamos contribuyendo.
El tiempo para evitar fenómenos climáticos aún más extremos se agota y si como país continuamos con gobiernos que desprecian el cuidado del medio ambiente, solamente nos estaremos dando un balazo en el pie.
Twitter: @gomezreyna
¿Comentarios?
Déjanos tu opinión.