Entre los innumerables mitos que se divulgan en medios importantes de comunicación por los fanáticos antimineros, vemos con interés cómo estos neoprofetas siempre se las ingenian para engañar a las poblaciones en las áreas de los proyectos mineros y a la comunidad en general.
El nuevo contrato, dicen otorga mayores cantidades de tierra en comparación con el de 1997. Es público y notorio que se otorgan ahora cuatro zonas con una superficie total de 12,955.1 hectáreas en comparación con las 13,600 hectáreas contempladas en el contrato anterior. Por aritmética simple, recordemos aquel ejercicio de “mayor que” y “menor que”. De esta forma los niños podrían ayudarles a desmentir este mito.
Antes el uso del agua estaba exonerado y con el nuevo contrato, la empresa deberá pagar $2 millones por el uso de 100 millones de metros cúbicos anuales y no los 6 millones de metros cúbicos diarios que se exponía en una valla ubicada en Penonomé, lo cual equivaldría a 2,190 (dos mil ciento noventa) metros cúbicos, una diferencia de más de 21 veces.
La última fantasía que escuché es que si embotellamos esa agua y la vendemos a $2.00 la botella de plástico, eso sería más conveniente para Panamá.
Primero debemos aclarar, ¿quién le impide a esta secta que emprendan ese negocio en cualquiera de los casi 600 ríos de la República de Panamá? Muchos de esos ríos súper contaminados entre muchas cosas por botellas de plástico.
Nadie se los impide, pero en su afán por confundir, no se dan cuenta que nunca han hecho nada productivo para el país ni para las comunidades a las cuales nunca van, salvo para predicar sus cuentos. De hecho, está probado que la actividad minera es perfectamente compatible con las actividades agropecuarias, prueba de ello son las 11 cooperativas, entre ellas Donoso-La Pintada. En otra ocasión predicaban sobre eliminar la actividad minera para sembrar café.
Bien, café La Ceiba se produce en una comunidad aledaña al proyecto y a nadie se le prohíbe cultivarlo, claro está que esto requiere de estudios previos de suelos, su acidez y otros parámetros como la altura para desarrollarlo apropiadamente, como lo hace café La Ceiba.
Causa pena ver comunidades que se hunden en necesidades en todo el país.
No es el caso de las comunidades aledañas a los proyectos mineros y en particular, Minera Panamá con sus programas de desarrollo comunitario que trabajan con 5 pilares, entre ellos la educación. Más de 3,000 becas se han otorgado a estudiantes humildes que nunca son motivo de interés del nuevo culto. La asociación Agro Turismo Rural (Atur) con sus guías de agroturismo, comprobando también que estas actividades no son incompatibles con la industria minera. Las obras de infraestructura bienestar y desarrollo son otros de los pilares, así como las mutuamente respetuosas relaciones comunitarias.
En otra oportunidad estaremos abordando la crisis de agua que vive la ciudad de Panamá, el Canal y el resto del país, lugares en los cuales no se desarrollan actividades mineras, exploraremos quienes pagan por uso de agua cosechada, como debe pagar el proyecto Cobre Panamá y por supuesto la relación porcentual de las áreas impactadas por el proyecto minero y la deforestación a nivel nacional. Acta non verba.
Carlos Salazar
Ingeniero en Minas y diplomático
Fuente: El capital financiero.com
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