Enclavado en el corazón del desierto de Mapimí, el Puente de Ojuela se alza como un testimonio viviente de la ingeniería del siglo XIX y como uno de los destinos turísticos más emblemáticos de la región de La Laguna. Desde 1984, esta maravilla arquitectónica, junto con otras diez estructuras en el municipio, forma parte del catálogo de monumentos nacionales, resaltando su valor histórico y cultural.
Construido originalmente por Industrias Peñoles a finales de 1898, el puente tenía la finalidad de facilitar el transporte de minerales desde la rica mina de Ojuela. Con una longitud de 318 metros y suspendido sobre un abismo de aproximadamente 95 metros de profundidad, fue en su época el tercer puente colgante más largo del mundo. Su diseño y construcción estuvieron a cargo del ingeniero alemán Wilhelm Hildenbrand, reconocido también por su participación en proyectos de puentes colgantes en Estados Unidos.
En el contexto del Día Mundial del Turismo, celebrado cada 27 de septiembre desde 1979, el Puente de Ojuela se destaca no solo por su imponente estructura sino también por su capacidad de unir culturas y fomentar el entendimiento entre naciones, alineándose con el lema de este año: "Turismo y Paz". La Organización Mundial del Turismo subraya el papel del turismo como herramienta esencial para la promoción de la paz y la reconciliación global.
Tras años de servicio y exposición a los elementos, el puente fue restaurado en 1991. Las torres de madera originales fueron reemplazadas por estructuras de hierro, garantizando así su conservación para las futuras generaciones. Gracias a un acuerdo de comodato, el sitio fue cedido al Gobierno del Estado de Durango, permitiendo su apertura al público y su consolidación como un atractivo turístico de primer orden.
Hoy en día, visitantes de todo el mundo acuden para caminar sobre su histórica pasarela de madera, sentir la brisa del desierto y admirar las impresionantes vistas del cañón. Además, la zona ofrece recorridos por las antiguas minas y experiencias que conectan a los turistas con la rica historia minera de la región.
El Puente de Ojuela es más que una construcción; es un símbolo de la herencia industrial de México y un puente entre el pasado y el presente. En este Día Mundial del Turismo, invita a todos a descubrir sus encantos y a ser parte de una experiencia que une historia, aventura y cultura en un solo lugar.
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