La Plaza de San Pedro celebró con júbilo el anuncio del nuevo líder de la Iglesia Católica. El cardenal estadounidense Robert Francis Prevost, originario de Chicago y con una sólida trayectoria pastoral en Perú, fue elegido Papa y adoptó el nombre de León XIV, en homenaje a una tradición papal que no se retomaba desde el siglo XIX.
Prevost, miembro de la Orden de San Agustín, vivió durante casi dos décadas en Perú, donde desarrolló una profunda labor pastoral en regiones marcadas por desafíos sociales, económicos y ambientales. Su cercanía con las comunidades locales y su sensibilidad ante las realidades latinoamericanas perfilan un pontificado con fuerte acento pastoral y humano.
Comprometido con los derechos humanos en zonas afectadas por minería ilegal
Durante su servicio episcopal en regiones como Chulucanas, Prevost se involucró en la defensa de comunidades afectadas por la minería ilegal, una actividad que, en varias zonas del Perú —como Pataz— ha estado vinculada a la violencia, el crimen organizado y el deterioro ambiental.
El hoy Papa León XIV trabajó junto a organizaciones sociales y eclesiales para documentar abusos contra los derechos humanos, incluyendo condiciones laborales precarias, explotación infantil y amenazas a líderes comunitarios. Además, alzó la voz frente a los daños causados al medio ambiente por el uso de mercurio y otros contaminantes en actividades no reguladas.
Aunque no ha emitido juicios sobre la minería formal o regulada, su compromiso con la dignidad de las personas y la defensa de la casa común —en línea con la visión expresada por el Papa Francisco en Laudato Si’— lo posicionan como un líder con sensibilidad hacia los impactos sociales de las industrias extractivas cuando se desarrollan al margen de la ley.
Un Papa con raíces latinoamericanas y mirada global
La elección de León XIV marca un momento de continuidad en la apertura de la Iglesia hacia el sur global. Su experiencia en Perú, su cercanía con poblaciones rurales y su papel activo en la promoción de los derechos humanos lo convierten en un líder espiritual atento a las necesidades de los pueblos más vulnerables.
León XIV asume el pontificado en un contexto mundial complejo, en el que la Iglesia continúa desempeñando un papel clave como mediadora, guía espiritual y defensora de la justicia social.
¿Comentarios?
Déjanos tu opinión.