Tecnología para prolongar la vida de Peñasquito
La compañía canadiense trabaja para mejorar el rendimiento y alargar la vida de Peñasquito, su mina dorada ubicada en Zacatecas, que aporta un tercio de sus ingresos.
La productora de oro Goldcorp tiene muy claro lo que persigue: en su plan a cuatro años, hasta 2021, pretende acrecentar en una quinta parte su producción de metales, reducir sus costos de producción también en una quinta parte, y aumentar en esa misma proporción sus reservas. El plan se llama 20/20/20.
Pero alcanzar su meta depende, en gran medida, de lo que ocurra en Peñasquito: la mitad del mineral que extrae de esa mina es oro, y se localiza en Zacatecas. La corporación canadiense tiene ingresos por 3,423 mdd; de eso, 2,527 mdd los obtiene del oro. Y Peñasquito, su mayor mina de oro el año pasado, aportó 18.5% de todo el metal áureo extraído por Goldcorp (unos 1,400 millones de dólares) a sus ingresos.
La compañía también extrae de sus minas plata, zinc y plomo, pero estos metales aportan, en conjunto, apenas un poco más de un cuarto de sus ingresos.
Goldcorp tiene 14 minas: ocho en operación y seis en proyecto. Seis de sus minas están en América Latina: Peñasquito es de su propiedad al 100%, lo mismo que Cerro Negro, en Argentina; en tanto que de la mina Alumbrera, también en Argentina, posee 37%; de Pueblo Viejo, en República Dominicana, 40%; de Nueva Unión, en Chile, 50%; y de Norte Abierto, también en Chile, 50%. Las otras ocho están en Canadá.
Peñasquito es una mina a cielo abierto con 8.95 millones de onzas de reservas de oro probadas y probables, lo que equivale a la producción de oro en tres años de toda la compañía. Es una de las minas más grandes del mundo, según Goldcorp, y la más grande en México en cuanto a ingresos y volumen de producción (de su capacidad de molienda/procesamiento de 130,000 toneladas por día, la mitad del metal procesado es oro, una quinta parte es plata y 30% son zinc y plomo).
Para 2018, está previsto que Peñasquito produzca 310,000 onzas de oro, 166,000 menos que el año pasado. La causa, explica la empresa, es que la mina está en una fase de leyes (es decir, la proporción de metal precioso puro) más bajas que la tendencia, debido a que las áreas que está minando experimentan una fase de fuerte descapote (remoción de la capa vegetal, suelo o mineral sin beneficio que cubre un yacimiento) en el tajo Peñasco y en el nuevo tajo, Chile Colorado. En ambos casos es normal y es parte del plan de mina, añade la compañía.
Sin embargo, no es una buena noticia para Goldcorp, que este año espera producir globalmente 2.57 millones de onzas de oro, la misma cantidad que el año pasado, y aumentarla a 2.7 millones el año que viene, y a 3 millones en 2020.
El oro representa 70% de la producción global de la minera; la plata, 10%; y el resto, los metales comunes.
Extensión de vida
Como parte de su plan 20/20/20, que también pretende reducir, con eficiencia, 20% de los costos de producción, la minera canadiense decidió reinvertir en Peñasquito.
Actualmente ejerce 420 millones de dólares (mdd) en el proyecto de lixiviación de pirita (Pyrite Leach), que, al mes de diciembre de 2017, registraba un avance de 62% y que comenzará operaciones a más tardar en el último trimestre de 2018.
Con este proceso químico espera recuperar alrededor de 40% del oro y 48% de la plata que hoy se queda en el relave (desechos que arroja el proceso como residuos). De este modo, la producción podría aumentar entre 100,000 y 140,000 onzas de oro, y entre 4 y 6 millones de onzas de plata. La producción comercial, derivada de este proceso, podría iniciar a principios de 2019.
A esto hay que agregar el arranque del proyecto EcoTails, cuyos estudios de factibilidad ya están en proceso. Se trata de un sistema minero que mejorará los procesos de relaves y eliminación de roca de desecho, mientras se recupera hasta 95% del agua de relaves. En el caso de Peñasquito, permitirá ahorrar más de 125 millones de metros cúbicos de agua y entre 10 y 15 mdd.
Conforme avanza la tecnología, su aplicación en otros proyectos grandes, como en la empresa Cerro Casale/Caspiche (que tiene 50/50 con Barrick Gold), podría dar grandes beneficios económicos, sociales y ambientales, según la empresa.
El agua es vital para la minería, tanto por sus procesos como por las confrontaciones que le genera con las comunidades aledañas a las minas. Por ejemplo, el 2 de octubre de 2017, el portal Proceso.com.mx reportó que integrantes del Frente de Comunidades Afectadas por la Minería y ejidatarios bloquearon por varios días los accesos a Peñasquito, bajo el argumento de que Goldcorp había agotado los pozos de agua potable y causado daños a los cultivos.
Consumir menos agua, sobre todo la potable, es un reto para la industria, reconoce David Garofalo, presidente y ceo de Goldcorp. Es, incluso, el primer impedimento para conseguir licencias para desarrollar nuevas minas, por lo que ser percibido como un bajo consumidor de agua resulta vital.
Por esta razón, la compañía lanzó una iniciativa de largo plazo llamada Towards Zero Water, consistente en que sus instalaciones utilicen en el futuro agua 100% reciclada.
En busca de más tesoros
La búsqueda de oportunidades continuará. Para ello, la empresa duplicó sus esfuerzos de exploración en zonas aledañas a Peñasquito, que hoy cuenta con una reserva para los siguientes 10 años. “Nadie puede poner el oro en la tierra; sólo Dios puede. Pero, si está ahí, vamos a encontrarlo”, ahonda Garofalo.
Goldcorp quiere extender la vida de la mina y busca vías para una futura expansión. “Nada me haría más feliz que el hecho de que nuestra compañía volviese a invertir [en nuevos proyectos mineros] en México, pero esa decisión se tomará basándonos en la información geológica. Necesitamos encontrar más minerales en la tierra para poder justificar la inversión”, ahonda.
De manera paralela, Goldcorp lleva a cabo inversiones en empresas junior (de menor tamaño), tanto en México como en el resto de América, con el objetivo de que se dediquen a explorar y encontrar distritos geológicos en zonas donde no tienen presencia. “Esperamos que, con el tiempo, encuentren algo significativo para que nosotros podamos desarrollarnos, para absorber a estas compañías, agregar esos depósitos a nuestra cartera y trabajarlos nosotros mismos”, indica el CEO.
Y como parte de su plan para optimizar recursos, la empresa tuvo que desprenderse de activos que no le eran lo suficientemente rentables. El año pasado vendió Los Filos, en Guerrero, a la empresa Leagold, pero actualmente continúa como accionista. La transacción se debió a que Goldcorp necesitaba más capital de inversión, además de que Los Filos no era lo suficientemente grande en su cartera ni significativa en su perfil de producción general.
Muy cerca de Peñasquito, se desprendieron de Camino Rojo (proyecto adquirido por Orla Gold) debido a que era muy pequeña. Hoy en día, la nueva empresa busca desarrollar un depósito de óxidos en el lugar y ha realizado exploraciones en el depósito de sulfuro y, de ser exitosas, podría ameritar la reincorporación de 70% de estos proyectos en el complejo de Peñasquito. “Probablemente tengamos capacidad de hacer esto en un futuro y cuando la mina actual de Peñasquito llegue a su límite”, declara Garofalo.
Minería 4.0
El mercado de la minería ha invertido mucho en tecnologías que permiten la reducción del costo y el aumento de la productividad, indica Juan Manuel Huesca, director de Esss para México y Centroamérica. “Las empresas saben que necesitan estar siempre actualizadas, y eso quiere decir acompañar los avances tecnológicos, enfocarse en aprovechar todos los recursos, con calidad, invirtiendo en formación, nuevas tecnologías y buenas prácticas operativas”, añade Huesca.
La tecnología será vital para cumplir los planes de Goldcorpo en México. De hecho, Peñasquito invirtió 1 mdd en dos sistemas de perforación autónoma instalados en igual número de máquinas perforadoras. En un par de años hará otro tanto en las otras 10 máquinas de la empresa. Con este software se pretende incrementar la productividad en 20%.
“Entonces, ése es el nivel de eficiencia que estamos esperando tener, en virtud no solamente de una operación más rápida y más eficaz y que le dé mayor viabilidad o herramientas de perforación, sino también asociado a una mejor fragmentación de la roca dada la precisión con la que los barrenos están ubicados en el terreno y el mejor cuidado de la geometría de barrenación”, describe José Caracheo, gerente de operación de Minas de Peñasquito Goldcorp.
Esta innovación ayuda al operador a realizar su trabajo con precisión, que consiste en hacer barrenos de 12 pulgadas y ¼ de diámetro por 15 metros de profundidad.
“Lo que hoy estamos haciendo es ayudar al ser humano, con la tecnología disponible, para que, mediante sistemas de geolocalización, la máquina realice muchos de los movimientos que podrían automatizarse”, indica Caracheo. Así, el operador se enfoca en temas generales del desempeño de la máquina, mientras que la computadora se encarga de los detalles del proceso.
El software ubica la posición geográfica de la perforación en coordenadas, nivela la máquina para que el barreno (orificio) quede verdaderamente vertical. También da el correcto empuje a la broca para un mejor desempeño y que no se dañe ni estropee el barreno, pues, de hacerlo de manera inadecuada, podría colapsar una vez terminado. Además, regula el contenido de aire de los compresores que sacan los detritos (restos) del barreno.
Este sistema se incorporó en agosto de 2017, lo que permitió reubicar a los perforistas a unos dos kilómetros del campo de trabajo, a salvo del ruido y del riesgo latente que implica el deslave de algún talud. En la ubicación remota, los operadores tienen cámaras de videovigilancia, un sistema de reportes electrónicos en tiempo real y joysticks que ordenan los movimientos de la máquina.
La tecnología está en periodo de prueba, pero eso no significa que pueda haber marcha atrás. De hecho, la implementación paulatina se debe a que la empresa quiere estar segura de que todo funcione a la perfección.
“O que la máquina sea capaz de detenerse antes de irse por el talud hacia el vacío o cuando encuentre un obstáculo extraño distinto a lo que tiene registrado en el plan de perforación y, de esta manera, poder asegurar que la máquina no va a tener ningún daño y su perforista va a tener absoluto control del entorno de la máquina”, añade Caracheo.
Las innovaciones continuarán. Por ejemplo, ya está en proceso la automatización de uno de los cargadores (vehículos con pala que mueven el material), que consiste en instalar sistemas de comunicación y hardware. Así, el operador trabajará a distancia, por lo que estará protegido. La idea es que los cargadores ingresen a sitios riesgosos que podrían derrumbarse sobre el terreno.
“Hoy [por seguridad] no hacemos esas labores, [sino] otras que nos complican un poco la operación, [pero lo hacemos así] para suplir la necesidad de hacer esto [lo peligroso]”, describe Caracheo.
El proceso podría ir más lejos, como ocurre en otras minas, donde los procesos están robotizados en mayor grado y no dependen de la interfaz humana en algunos casos. Incluso, los camiones sin operador ya son una realidad que está siendo probada en algunos lugares.
Pero Goldcorp considera que aquella todavía no es una tecnología absolutamente segura, pues no hay total certeza de que los vehículos vayan a tener un comportamiento cotidiano y pleno en términos de eficiencia y automatización de la mina.
Terreno minado
A la par de los beneficios económicos, Goldcorp se ha topado con un entorno agreste en su estadía en México. Por ejemplo, la seguridad pública representa un problema, como ocurre en Guerrero, donde es accionista de Leagold.
En el caso de Zacatecas, donde está Peñasquito, la solución que implementó la empresa es establecer relaciones cercanas con las personas que habitan las tierras aledañas y compartir con ellas los beneficios de la mina, así como información de sus actividades del día a día. Aunque Garofalo declinó dar más detalles, reconoció que ha habido incidentes, aunque, asegura, no han sido graves.
Goldcorp también debe lidiar con el Sistema de Atención Tributaria (SAT). De acuerdo con la agencia de noticias Reuters, al mes de junio de 2017, el SAT le adeudaba 230 mdd en devolución de impuestos.
“Invertimos millones y millones en México y, si no obtenemos este valor de los impuestos de forma oportuna, la propuesta [de retorno de inversión] hecha a nuestros socios e inversionistas recae únicamente sobre nuestros hombros”, expone Garofalo.
Añade que, para volver a invertir en México, necesitan estudiar si el régimen fiscal es estable. Pero el verdadero reto, afirma, es la falta de reservas de largo plazo. “Su reemplazo [con nuevos depósitos] no está, por el momento, contemplado en nuestras operaciones.Esto no es algo único de México: es un reto que enfrentamos en cada una de las jurisdicciones donde está la industria del oro”, reconoce el directivo.
Incluso si encontraran nuevas reservas, explotarlas tomaría entre 15 y 20 años, pues habría que armar un caso económico, conseguir licencias sociales y permisos, y reunir el capital.