Desde Chihuahua hasta las plataformas más desafiantes del mundo, Ashly Hinojos ha encontrado su lugar en dos industrias completamente distintas: el petróleo y el reciclaje. Su historia de perseverancia y valentía es un ejemplo de cómo el trabajo duro puede romper barreras y abrir caminos para más mujeres en sectores históricamente dominados por hombres.
Del Tec de Monterrey a las plataformas petroleras
Ashly estudió Ingeniería Mecánica en el Tec de Monterrey, campus Chihuahua. Su entrada en la industria petrolera fue casi por accidente: un día, después del gimnasio, se cruzó con una sesión de reclutamiento en su universidad. Sin dudarlo, decidió asistir y comenzó un largo proceso de selección. Poco después, ya estaba trabajando en aguas profundas de Luisiana, enfrentando su primera gran asignación.
“Al principio no sabía ni dónde iba ni qué haría exactamente, pero siempre he sido de las que dicen que sí, y luego averiguo cómo hacerlo”, comparte Ashly. Ese espíritu intrépido la ha llevado a trabajar en lugares como Prudhoe Bay, Alaska; Namibia; Marruecos; y pronto Brasil.
Una mexicana en un mundo global
Trabajar en plataformas petroleras la ha llevado a compartir espacio con personas de todas partes del mundo, pero ser mexicana en un entorno internacional le ha dado un significado especial a su carrera. “Dicen que los mexicanos somos de los más trabajadores, y escuchar eso llena de orgullo. En Namibia, por ejemplo, conocí a una cuadrilla completamente mexicana que fue llevada de forma permanente porque su ética de trabajo impresionó al capitán”, relata con emoción.
Retos de ser mujer en la industria
En cada plataforma, Ashly ha enfrentado no solo desafíos técnicos, sino también estigmas de género. “Muchas veces soy la única mujer. Las herramientas son enormes, pesadas, y he tenido que aprender a buscar soluciones creativas para hacer mi trabajo sin depender siempre de los demás”, explica.
Además, ha tenido que demostrar continuamente que su lugar en la industria está bien ganado. “Hay momentos en los que llegas a un equipo nuevo y tienes que trabajar el doble para que te respeten, pero con el tiempo aprenden que sabes lo que haces y eso cambia las cosas”.
Sílice: Un proyecto de reciclaje que transforma vidas
Durante la pandemia, Ashly decidió tomarse un descanso de la industria petrolera y explorar una idea que había visto en TikTok: el reciclaje de vidrio. Junto a su mejor amiga, fundó Sílice, un proyecto que ya recicla más de 120 toneladas de vidrio al mes en Chihuahua y que cuenta con más de 100 puntos de recolección.
“En Chihuahua casi no había reciclaje de vidrio, así que decidimos hacer algo al respecto. Hoy tenemos una planta que no solo ayuda al medio ambiente, sino que también genera empleo y conciencia en la comunidad”, comparte. Su meta es convertir a Chihuahua en el estado número uno en reciclaje de vidrio y, eventualmente, expandirse a nivel nacional.
Inspirando a más mujeres
Ashly utiliza sus redes sociales para documentar tanto su trabajo en plataformas petroleras como su labor en el reciclaje. Su objetivo es inspirar a más mujeres a atreverse a entrar en sectores dominados por hombres. “Siempre les digo que se atrevan, que digan que sí y luego vean cómo resolverlo. A veces lo único que necesitamos es dar el primer paso”.
El futuro
Con siete años de experiencia en la industria petrolera, Ashly planea seguir viajando por el mundo durante un par de años más, pero su corazón está puesto en el reciclaje. “Mi sueño es dedicarme al 100% a Sílice, expandir este proyecto y demostrar que pequeños cambios pueden generar grandes impactos”.
La historia de Ashly Hinojos es un testimonio del poder de la determinación, la creatividad y la voluntad de marcar la diferencia. Desde las frías aguas de Alaska hasta las plantas de reciclaje en Chihuahua, su camino no solo es inspirador, sino un llamado a la acción para todos los que buscan dejar una huella positiva en el mundo.
¿Comentarios?
Déjanos tu opinión.