La minería en México vislumbra un nuevo ciclo de crecimiento. Según datos recientes de la Cámara Minera de México (CAMIMEX), el sector prevé alcanzar este año una inversión de 5,308 millones de dólares, cifra que marcaría el mayor monto destinado a la industria en más de una década.
El anuncio llega en un momento clave: tras varios años de incertidumbre regulatoria y tensiones con el marco legal, los capitales están regresando, impulsados principalmente por la expansión de proyectos y el mantenimiento de operaciones. Tan solo en 2024, el gasto en ampliación de proyectos creció 18.4 %, mientras que el rubro de mantenimiento tuvo un incremento del 9 %.
No obstante, no todo el panorama es positivo. La inversión en exploración —motor clave para el futuro de la minería— se contrajo 11.5 %. CAMIMEX atribuye este retroceso a la falta de nuevas concesiones y a la reforma a la Ley Minera aprobada en 2023, que centralizó las tareas de exploración en el Servicio Geológico Mexicano, limitando la participación de las empresas privadas.
Pese a ello, el sector minero logró mejorar sus indicadores macroeconómicos. En 2024, su contribución al PIB nacional pasó de 2.75 % a 2.77 %, y en el ámbito industrial aumentó de 8.63 % a 8.70 %. La producción minera-metalúrgica también repuntó, con un valor total de 312,461 millones de pesos —un alza de 19.6 % respecto al año anterior— gracias en buena medida al alza en los precios de los metales y a un tipo de cambio favorable.
Los metales preciosos como el oro y la plata registraron crecimientos de 23.9 % y 42.3 %, respectivamente. También destacaron los industriales como el zinc (+45.9 %), plomo (+25.5 %) y cobre (+8.3 %). En contraste, los minerales siderúrgicos y no metálicos mostraron caídas, salvo excepciones como el manganeso y el caolín.
Pedro Rivero González, presidente de CAMIMEX, destacó que la minería sigue siendo una industria estratégica para México, pero advirtió que se requieren condiciones más favorables para sostener la tendencia de crecimiento. Señaló la necesidad de agilizar trámites ambientales y recuperar la confianza de los inversionistas a través de una política pública clara y estable.
Un dato preocupante es la caída de la inversión extranjera directa en el sector: en 2024 descendió 56.3 %, quedando en 1,525 millones de dólares. Esto confirma que, aunque el sector se fortalece desde dentro, aún enfrenta desconfianza externa por los cambios legislativos y la incertidumbre operativa.
México se encuentra en una encrucijada. Mientras la minería demuestra su capacidad de recuperación y crecimiento, los desafíos institucionales amenazan con limitar su potencial. El futuro inmediato dependerá de qué tan receptivas sean las autoridades ante las propuestas del sector para reactivar la exploración y atraer más capital.
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