Minería en México desafía los obstáculos: más de 5,000 millones de dólares invertidos en 2024 pese a tensiones regulatorias



En un contexto marcado por la escasez de nuevas concesiones, retrasos en permisos y mayor control estatal, la industria minera mexicana y extranjera ha mantenido su impulso. Durante 2024, se canalizaron 5,063 millones de dólares hacia nuevos proyectos y operación de minas, lo que representa un aumento de 2.1 % respecto a 2023.

Persiste el freno burocrático

El incremento en la inversión se dio a pesar de la reforma a la Ley Minera de 2023, que otorgó al Servicio Geológico Mexicano la exclusividad sobre la exploración y frenó la entrega de nuevas concesiones. Esta situación se tradujo en una caída del 11.5 % en inversión en exploración, lo que provocó que México descendiera 37 posiciones en el ranking del Instituto Fraser, ubicándose en el lugar 74 a nivel mundial.


En qué se concentró la inversión


La mayoría de los recursos se destinaron a:


  • Expansión de proyectos ya existentes, con un aumento cercano al 18 %.
  • Mantenimiento y fortalecimiento de operaciones activas, lo que ha permitido mantener la producción estable.

Estos movimientos reflejan la estrategia de las empresas mineras por consolidar lo que ya tienen, ante la incertidumbre regulatoria.


Relevancia económica del sector

La minería sigue siendo uno de los sectores mejor remunerados en el país, con sueldos 34 % por encima del promedio nacional. Su contribución al PIB nacional es del 2.7 %, y su participación dentro del PIB industrial continúa en ascenso. Además, se posiciona como un sector estratégico para la transición energética y la reindustrialización, dada la demanda internacional de minerales como litio, cobre, zinc y plata.

Proyecciones para 2025

La Cámara Minera de México (CAMIMEX) prevé que la inversión alcance los 5,308 millones de dólares en 2025, lo que implicaría un aumento de casi 4.8 % respecto a este año. Sin embargo, esta cifra sigue lejos del máximo histórico de 8,043 millones alcanzado en 2012.

La minería mexicana ha demostrado resiliencia ante un entorno regulatorio restrictivo. Aunque el crecimiento de la inversión es positivo, la caída en exploración y la pérdida de competitividad frente a otros países mineros deben encender alertas. Para mantener el dinamismo del sector, será clave generar condiciones de certeza jurídica, fomento a la inversión y políticas públicas alineadas al desarrollo sostenible.