Los Azules: el cobre argentino que podría cambiar las reglas del juego

En un rincón remoto de la provincia de San Juan, a más de 3.500 metros sobre el nivel del mar, se encuentra una de las apuestas más significativas para el futuro económico y energético de Argentina: el proyecto minero Los Azules. Lo que hasta hace unos años era un desafío geológico en carpeta, hoy se proyecta como una de las mayores fuentes de cobre sin explotar del planeta.

Mientras el mundo busca acelerar la transición hacia una economía baja en carbono, el cobre se ha convertido en un recurso estratégico. Desde autos eléctricos hasta paneles solares, la demanda crece sin freno. En ese contexto, Argentina podría pasar de observador a jugador clave, gracias a este yacimiento que promete más que números.

Más que un yacimiento: una oportunidad país

Con una proyección de 180 mil toneladas de cobre refinado por año durante casi tres décadas, Los Azules no solo representa una inversión multimillonaria —más de 2.400 millones de dólares—, sino también una apuesta por cambiar la lógica extractiva del país.

Por primera vez, Argentina podría dejar de exportar solo concentrado para producir cátodos de cobre con valor agregado. Este cambio implica no solo mayores ingresos, sino también una reconfiguración en las capacidades industriales y logísticas del país.

Tecnología, energía limpia y licencia social

Uno de los pilares del proyecto es su compromiso con la sostenibilidad. McEwen Copper, empresa a cargo del desarrollo, ha incorporado desde el diseño tecnologías como la lixiviación en pilas (heap leach) y la electroobtención (SX-EW), procesos que reducen significativamente el uso de agua y eliminan el depósito de relaves, una de las mayores preocupaciones en la minería tradicional.

Además, la operación planea funcionar con energía 100 % renovable, suministrada por YPF Luz, y aspira a alcanzar la neutralidad de carbono en 2038, un objetivo ambicioso que marca distancia de los modelos extractivos del pasado.

Inversores que apuestan a largo plazo

El respaldo de gigantes como Stellantis y Nuton (del grupo Rio Tinto) ha sido clave para la etapa actual del proyecto. Pero no se trata solo de capital financiero: el involucramiento de estas empresas globales también implica acceso a tecnología, mercados y estándares internacionales que podrían elevar el nivel del desarrollo minero en el país.

Entre la oportunidad y el desafío

Aún quedan varios pasos: avanzar con los permisos ambientales, obtener la aprobación del régimen RIGI al que ya aplicaron, y consolidar la ingeniería de detalle prevista para 2025. Pero en un país necesitado de divisas y empleo de calidad, proyectos como Los Azules abren la puerta a algo más profundo: una nueva forma de hacer minería que dialogue con el medio ambiente, la sociedad y el futuro.

Fuente: Parlamentario.