La industria global entra en una nueva etapa donde las fábricas ya no solo automatizan procesos, sino que aprenden, se adaptan y toman decisiones por sí mismas. Así lo planteó Rockwell Automation durante la edición 2025 de Automation Fair, un evento en el que la compañía delineó el camino hacia operaciones plenamente autónomas, impulsadas por arquitecturas definidas por software, inteligencia artificial industrial y robótica avanzada. Para el sector minero, este mensaje representa una señal clara de hacia dónde se dirige la competitividad operativa de la próxima década.
El trabajo industrial como base del “bien mayor”
Blake Moret, presidente y CEO de Rockwell Automation, abrió el encuentro con una reflexión sobre el papel esencial que la manufactura y las operaciones industriales cumplen en la vida cotidiana: desde asegurar agua potable hasta llevar medicamentos y energía a millones de personas. En este contexto, sostuvo que el futuro de las operaciones no solo está ligado a la eficiencia, sino también al bienestar social.
Moret reconoció la complejidad que actualmente enfrentan las operaciones industriales —incluida la minería— debido a la coexistencia de arquitecturas heterogéneas y sistemas dispares. Para enfrentar este reto, la empresa anunció una inversión de 2 mil millones de dólares en talento e infraestructura digital durante los próximos cinco años, además de la construcción de una planta greenfield de un millón de pies cuadrados en Wisconsin.
De la automatización a la autonomía: una transición que ya comenzó
El eje del mensaje de Rockwell fue claro: la industria se encuentra en una transición del modelo de automatización tradicional hacia un esquema de autonomía industrial. “Lo clave es adaptarse y aprender; los sistemas pueden ser aún más eficientes a lo largo de su ciclo de vida”, subrayó Moret.
Hoy, esta evolución ya es visible. Modelos predictivos, herramientas de mantenimiento preventivo y aplicaciones de IA permiten reducir el consumo energético, disminuir paros no programados y aumentar el retorno de inversión en sectores como la minería, donde la disponibilidad de equipo y la optimización de recursos son determinantes. En logística interna, los robots móviles autónomos están transformando el flujo de materiales, conectando zonas de producción con muelles de carga y liberando espacio en planta.
Arquitecturas definidas por software: la clave para simplificar la complejidad
Cyril Perducat, director de Tecnología de Rockwell, detalló el cambio arquitectónico que permitirá a las industrias dar el salto hacia la autonomía. En un entorno donde la demanda se pronostica automáticamente, la producción se ajusta según materiales disponibles y los robots móviles abastecen líneas de manera inteligente, las arquitecturas definidas por software se convierten en el pilar de la orquestación.
Perducat aclaró que este enfoque no elimina la importancia del hardware, sino que desacopla las decisiones físicas del diseño de aplicaciones, permitiendo sistemas flexibles, autoorganizados y centrados en el usuario. Interfaces intuitivas, agentes de IA y flujos de datos seguros completan el ecosistema. “No se trata de añadir una ‘capa de IA’; se trata de reinventar la automatización”, afirmó.
Robótica e IA: la inteligencia hecha movimiento
Para Matheus Bulho, vicepresidente de Software y Centro, la robótica representa la manifestación física de esta nueva inteligencia industrial. Robots de movimiento rápido, sistemas de transporte magnético y vehículos autónomos coordinados por software están permitiendo fábricas más dinámicas, resilientes y seguras.
Estos equipos funcionan también como sensores móviles, recopilando datos operativos que se integran al sistema para mejorar la toma de decisiones. En la minería —donde la seguridad, la eficiencia en movimiento de materiales y la continuidad operativa son factores críticos— estas soluciones comienzan a ganar terreno en procesos como acarreo interno, mantenimiento y monitoreo en tiempo real.
Hacia una industria minera más competitiva y resiliente
La propuesta de Rockwell Automation apunta a una visión en la que la minería podrá acelerar su transformación digital a través de tres pilares:
- Automatización definida por software para simplificar la complejidad operativa.
- IA pragmática enfocada en generar valor medible.
- Robótica avanzada como vehículo físico de esa inteligencia.
Las decisiones tecnológicas de hoy, subraya Rockwell, definirán la competitividad industrial de la próxima década. Aquellas operaciones mineras que adopten estos modelos tendrán la capacidad de anticipar fallas, adaptarse a condiciones cambiantes, operar con mayor seguridad y mejorar su rendimiento económico y energético.
La autonomía industrial ya no es una visión futurista: es un trayecto en marcha. Y según Rockwell Automation, las industrias que comiencen a recorrerlo desde ahora estarán mejor preparadas para enfrentar los desafíos y oportunidades de un entorno operativo global en constante evolución.
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