La historia de Autlán se remonta al 5 de octubre de 1953 al ser la primera compañía minera administrada por mexicanos, en un periodo donde esta actividad era dominada en su mayoría por empresas extranjeras.
En este sentido, Autlán lideró la mexicanización de la minería, dotando de grandes responsabilidades y confiando proyectos a ingenieros mexicanos que con su esfuerzo, visión, tenacidad e innovación escribieron las primeras páginas de esta historia.
Este hito puso de manifiesto que la empresa estaba preparada para hacer las cosas diferente, rompiendo con los esquemas tradicionales. A la fecha Autlán sigue siendo administrada por profesionistas mexicanos.
Al rememorar la trayectoria de Autlán no podemos ignorar el proyecto minero en Jalisco: Mina de San Francisco, en el municipio de Autlán de dicha entidad. En esta etapa, el manganeso era un producto relativamente nuevo en México pero de vital importancia para la industria, particularmente la del acero; y esta ventaja competitiva fue aprovechada por Autlán para comercializar manganeso para la industria siderúrgica nacional.
Con el tiempo, el manganeso se convirtió en un ingrediente esencial y estratégico para la industria del acero, que crecía de forma importante en el marco de la reconstrucción post-guerra y la industrialización de muchas naciones como México. Después de años de exploración geológica, en los años 60, la empresa inicia operaciones en la Sierra de Hidalgo donde se encontró un importante depósito de manganeso en cantidad de recursos a desarrollar: el Distrito Manganesífero de Molango.
A pesar de su importante magnitud, el mineral carecía de una pureza como la que requería el mercado mundial, y por eso, se necesitaron años de investigación y pruebas metalúrgicas para desarrollar la tecnología que pudiera convertir ese material en un mineral demandado a nivel internacional.
Con esos desarrollos se lograron sentar las bases para la construcción de lo que hoy es la más importante obra de infraestructura en la Sierra Hidalguense.
Al respecto, de acuerdo con los registros de la época, además de la construcción de la zona industrial, la infraestructura humana que se desarrolló consistió en la instalación de un gasoducto (el primero en la localidad) de más de 200 km de longitud, y con ello, una de las primeras unidades habitacionales en México provistas de una red de gas natural, redes de agua potable y electricidad, vías de transporte, carreteras y caminos, y la construcción de la Colonia Otongo, donde a la fecha nuestros colaboradores viven con sus familias gozando de servicios de educación, salud, religiosos y campos deportivos.
La empresa siguió madurando y cobrando mayor relevancia dentro del engranaje industrial mexicano hasta que en los años 70 se llevó a cabo una importante integración vertical hacia la fabricación de ferroaleaciones de manganeso, un metal de mayor valor agregado y crucial para producir acero.
Esta integración inició con la adquisición de la Planta Teziutlán (antes
Teziutlán Copper Company), ubicada en Puebla, y la construcción desde cero de la Planta Tamós, localizada en Veracruz, que hoy aloja 5 hornos de ferroaleaciones además de otras instalaciones importantes.
Años más tarde se integró a la organización la actual Planta Gómez Palacio, localizada en Durango, consolidando el liderazgo de Autlán como el máximo
representante de la industria de las ferroaleaciones en México.
A pesar de los hechos relatados hasta ahora, la resiliencia de Autlán fue forjada a partir de la superación de circunstancias desafiantes. En este orden de ideas, tras un periodo económico complejo, la empresa fue intervenida por el Gobierno Federal para su administración en 1989, pero no fue suficiente para corregir la situación y la empresa continuó en números rojos durante este periodo.
Aún así, un grupo de sagaces inversionistas privados decidió invertir su capital y bajo una nueva administración, los resultados positivos se materializaron pronto obteniéndose récords de producción, logros en seguridad industrial, certificaciones, procesos innovadores y respetuosos con el medioambiente así como programas de responsabilidad social.
Asimismo, la renovada gestión buscó con ímpetu otros nichos de mercado concretando importantes proyectos entre los que figuran la Central Hidroeléctrica Atexcaco en Puebla, que abastece con energía limpia una importante cantidad de las necesidades energéticas de las plantas de ferroaleaciones; la adquisición de Metallorum, una mina de metales preciosos en Sonora y la internacionalización en Europa con la adquisición de la Planta Oñati en el País Vasco, productora de bióxido de manganeso electrolítico (EMD).
Mediante estos esfuerzos la empresa logró su configuración actual en las unidades de negocio: Autlán Manganeso, Autlán Energía, Autlán Metallorum y Autlán EMD.
Han pasado 70 años y a lo largo de todo este tiempo la compañía ha aprendido y
evolucionado en torno al elemento químico que lo ha hecho posible: el manganeso.
Autlán aprovecha de manera responsable los recursos naturales para transformarlos en productos y servicios de excelencia en beneficio de toda la cadena de valor.
Dentro de todo este contexto, Autlán se distingue por ser una organización de clase
mundial, con estándares, apegada a la normatividad mexicana, virtuosa con el
medioambiente y socialmente responsable con las comunidades aledañas a la operación.
Esta responsabilidad es compartida con el talentoso equipo de más de 2 mil colaboradores, distribuidos en 7 estados de México y una planta en el País Vasco, España. El compromiso de Autlán es firme para que México tenga una industria de ferroaleaciones competitiva que contribuya a la construcción de una mejor sociedad para las generaciones del mañana.
Fuente: AUTLÁN
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