Por Moisés Gómez Reyna
Esta semana la Reserva Federal de los Estados Unidos, conocida como la FED y constituida como el Banco Central de nuestros vecinos del norte, autorizó el incremento de 75 puntos base de la tasa de interés de refencia en ese país.
Esta decisón, que era especialmente esperada desde hace un par de semanas, representa una serie de consideraciones importantes que impactarán a la economía mexicana.
El mayor incremento de tasa de interés desde hace 28 años, era previsible como uno de los mecanismos monetarios más recurridos por los Bancos Centrales, para detener y, eventualmente, reducir la inflación más alta de más de cuatro décadas. Hoy es de 8.6% anual y la meta que se ha puesto la FED es alcanzar 2% anual.
Esta decisión fue adoptada por la FED, parte del análisis del comportamiento del crecimiento económico en los Estados Unidos, el cual ha observado un ligero crecimiento, no obstante la contracción de principio de este año.
Lo relevante de la medida, esta relacionado con la necesidad de contener el crecimiento sostenido y generalizado de los precios, mediante el encarecimiento del valor del dinero y los créditos, con la intención de reducir el consumo para provocar la contención de los precios de los productos y servicios.
Por esta razón, el comunicado del Comité Federal de Mercado Abierto de la FED ( FOMC por sus siglas en inglés), que valora como un elemento para la toma de la decisión de referencia, el reciente y ligero repunte de la actividad económica.
Sin embargo, aún cuando las declaraciones del presidente de la FED, Jerome Powell fueron en el sentido de que la medida no trataba de inducir una recesión, sino llevar la inflación a 2% y mantener un sólido mercado laboral, las percepciones y opiniones de los analistas internacionales han considerado que la dinámica económica internacional va hacia allá.
A mayor abundamiento debe señalarse que la medida coincidió con las estimaciones del mercado, ya que cerca de 90% de los inversionistas esperaban este incremento, pero esto no quiere decir que las previsiones sobre una posible recesión no aparezcan en el horizonte.
Esta afirmación puede soportarse con los números anunciados: en principio, el recorte en las perspectivas económicas, la FED considera que la economía tendrá una tasa de crecimiento inferior a la tendencia del 1.7% y que el desempleo aumentará 3.7% para diciembre de 2022, con un previsible incremento de 4.1% el 2023.
En síntesis, las previsiones de crecimiento económico se aproximan a cero en el 2023, mientras que la reducción de la tasa de interés, que ha aumentado esta semana, tendrá que esperar para el próximo 2024.
Esta medida tendrá un impacto directo en las decisiones del Banco de México sobre la tasa de interés.
De hecho ha circulado el reporte de Bank of America (BofA) Securities, en el sentido de que en la decisión de política monetaria de la próxima semana el Banxico será votar a favor un alza de 75 puntos base, con incrementos similares en agosto y septiembre para cerrar 2022 con una tasa de interés de 9.5 %.
La FED en Estados Unidos tiene claridad para contener el brote inflacionario, provocado por la invasión de Rusia a Ucrania, la inflación global y la interrupción de la cadena de suministros generada por los confinamientos en China en los últimos meses, ante un nuevo brote de Covid.
Estados Unidos lo hará con una economía con mayor solidez que la mexicana, subiendo las tasas y retirando liquidez del mercado, sin detonar una recesión.
El caso de México se complica un poco más, en principio por la dependencia económica al mercado externo, en particular a las exportaciones a los Estados Unidos, que en un entorno de desaceleración y limitado crecimiento reducirá las mismas, y por otro lado, por el encarecimiento de los créditos y el dinero que inhibira un horizonte de crecimiento en el corto plazo.
@gomezreyna
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