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El turismo minero propone disfrutar de paisajes, experiencias e historias de San Luis.

La propuesta de turismo minero es una opción ideal para descubrir las serranías puntanas y la historia que guarda cada uno de esos emprendimientos. Entre la diversidad de atractivos naturales

hace 2 años

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La propuesta de turismo minero es una opción ideal para descubrir las serranías puntanas y la historia que guarda cada uno de esos emprendimientos.

Entre la diversidad de atractivos naturales y actividades para quienes visitan la provincia deSan Luis la propuesta de turismo minero es una opción ideal para descubrir las serranías puntanas y la historia que guarda cada uno de esos emprendimientos.

Al pie del cerro Tomolasta, a 83 kilómetros de la ciudad de San Luis, se encuentra La Carolina, un pueblo de 300 habitantes cuya actividad identitaria fue la minería, que comenzó en el siglo XIX cuando Tomás Lucero, un vecino del lugar, halló oro y lo llevó a aquilatar a Córdoba.

Ese hallazgo motivó a personas de diferentes partes de Argentina y de países vecinos a instalarse en la localidad y convertirse en mineros, lo que generó una verdadera fiebre del oro.

Desde 1789 y hasta 1810, el pueblo le proveía trabajo a unos 3.000 mineros y obtenía 10 mil kilogramos de oro de 18 kilates.

Desde que comenzó la producción minera en el pueblo y hasta su finalización, a mediados del siglo pasado, más de 200 asociaciones llegaron con la intención de extraer mineral de las zonas auríferas.

Esta historia dejo huellas tan imborrables que hoy las minería es el atractivo turístico principal del lugar y los visitantes pueden descubrir el interior de una mina en desuso en un recorrido guiado, a pie y con elementos de protección, mientras escuchan la historia del lugar.

También pueden ser pirquineros en el rio Amarillo y aprender los pasos de extracción de oro de una manera más artesanal, como lo hacían en esa época.

A 20 kilómetros de La Carolina, y cien de la ciudad capital, la gruta de Inti Huasi (Casa del Sol) es un domo de origen volcánico situado en la zona central de las sierras de San Luis conformado por dos socavones poco profundos, de unos 60 metros de frente por 20 de fondo y 10 de altura, protegidos naturalmente por una amplia arcada que conforma un vestíbulo natural.

Esta gruta es considerada como uno de los yacimientos arqueológicos prehistóricos más importante de la provincia y es visitado por miles de personas cada año.

Estudios revelaron que los primeros habitantes de la gruta fueron los ayampitín, hace más de 6000 años. Se trataba de grupos nómades que se trasladaban, según la época del año, desde las sierras altas hasta los valles en busca de comida.

La gruta se puede visitar todos los días del año, con entrada libre y gratuita. En el lugar hay una pasarela con exposición de restos óseos y líticos. Antiguamente se podían visualizar pinturas rupestres, pero perdieron nitidez debido al paso del tiempo y la erosión causada por el viento y agua.

San Francisco del Monte de Oro, a 135 kilómetros de la capital puntana, es otras de las localidades que tuvo una fuerte impronta minera y es parte del circuito turístico.

Cuenta con cuatro yacimientos, donde se extraían principalmente minerales como el oro, wolframio, litio y manganeso, entre otros.

Las minas están ubicadas entre los cinco y 12 kilómetros de la plaza central del pueblo y es recomendable visitarlas con algún guía del lugar que además provea de elementos de seguridad, ya que están abandonadas y forman parte de un circuito de trekking.

Fuente: El Economista

Editorial

Publicado hace 2 años

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