Por primera vez en México una empresa minera logró el respaldo de la comunidad al grado de acompañar la solicitud de los permisos ambientales federales para su operación.
Ricardo Sierra Oteiza, vocero de Esperanza Silver de México, dijo que gracias a la apertura y transparencia del proyecto, los pobladores, a través de sus esquemas de organización social, han participado activamente en el proceso previo a la instalación de la mina de oro y plata.
“Todo el diagnóstico participativo, todas las decisiones técnicas que se han tomado en la materia, las hemos hecho en las asambleas de comuneros con la participación amplia de la comunidad, con testigo el Ayudante municipal, que obedece a esta estructura gubernamental en el Ayuntamiento, el Estado incluso y la Federación, es con ellos.
“Con ellos hemos participado en el desarrollo de los estudios técnicos también, el Ayudante municipal y los representantes agrarios de los Bienes Comunales, e incluso el Ejido, nos han acompañado en el diseño y en el desarrollo de dos proyectos técnicos fundamentales”, dijo el biólogo egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana, especializado en temas ambientales, ecosistemas y gestión gubernamental.
Uno de esos estudios fue la evaluación de contaminantes de las aguas superficiales de la zona.
El otro fue un análisis del suelo en toda la zona.
“Ellos (los pobladores) nos ayudaron a determinar cuáles eran las zonas adecuadas con los especialistas que nosotros contratamos en la materia, participaron en la elaboración de las muestras que van a ser analizadas.
“Y el otro estudio muy importante fue la geotecnia, la geotecnia es un estudio de mecánica de suelos que se hace en toda la región, con perforaciones de muy distintos tipos, a muy diferentes niveles para entender el estrato geológico, las rocas, el suelo, el subsuelo, etcétera, bueno, en todo ese diseño ellos participaron y no solo eso, nos dieron las autorizaciones para entrar a sus parcelas para poder hacer los trabajos dentro de sus parcelas”, expresó el vocero.
Y es al reafirmar que el proyecto minero estará asentado en tierras que pertenecen a los comuneros y ejidatarios de Tetlama, la empresa determinó impulsar el proyecto desde el inicio de la mano de los pobladores y con pleno respeto a sus derechos humanos.
“En el Código de Conducta Ética Corporativo es central el tema de los derechos humanos fundamentales, que tienen que ver con la inclusión, que tienen que ver con la participación y tienen que ver con que tú tengas una vida saludable, tengas acceso a la educación, tengas acceso a un trabajo digno y también que seas informado, que sea respetada tu opinión y que sea incluida tu opinión en la toma de las decisiones.
“Nosotros, bajo este principio, no hacemos nada sin la participación previa de la gente, sin la información previa de la gente para que ellos estén claros en qué se hace y cómo se hace y en todo momento respetamos usos y costumbres de la comunidad, no vamos bajo ninguna circunstancia en contra de decisiones que la comunidad haya tomado y considere central para su propio desarrollo y para su territorio, ahí somos muy escrupulosos en lo que hacemos y cómo lo hacemos”, dijo.
Este acompañamiento de los pobladores llega al punto de la solicitud de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) que se hará a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
“Hacia finales de este año podamos ya tener el manifiesto de impacto ambiental, el estudio de riesgo que lo acompaña y el estudio parta proponer el cambio de uso de suelo en terrenos forestales, de tal manera que hacia principios del próximo año le estaremos entregando estos informes a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Gobierno federal
“El proyecto se presenta como proponente la propia comunidad y la empresa, de tal manera que juntos le vamos a presentar a la autoridad los estudios pertinentes, no es una iniciativa solo de la empresa, es una iniciativa ya de la propia comunidad”, expresó Sierra Oteiza.
La decisión de invitar a los pobladores a participar activamente en el proyecto forma parte del modelo de minería social y ambientalmente responsable impulsado por Esperanza Silver de México.
Otras empresas, no solo dedicadas a temas relacionados con la minería, sino a otros ramos, suelen imponer proyectos sin consultar a las comunidades, lo que ha derivado en el rechazo de las comunidades.
“La gente se enteraba de que iba a haber un proyecto en sus comunidades cuando algún especialista, algún interesado en los temas ambientales les decía ‘oye, ya la Secretaría publicó…’, porque se hace pública la entrega de estos estudios, ‘publicó el estudio de impacto, riesgo ambiental y cambio de uso de suelo en tu comunidad’ y es cuando la comunidad se enteraba de que algo iba a pasar con ellos.
“Entonces aquí es al revés, esta nueva manera de pensar el desarrollo del proyecto es no, ellos son los que van a presentar el proyecto, nosotros somos sus acompañantes, aliados estratégicos en términos técnicos y en términos financieros, pero los dueños y poseedores de la tierra, de la casa, están decidiendo llevar a cabo su proyecto, entonces no hay sorpresas, ellos son los primeros involucrados”, expresó el biólogo.
La imposición y opacidad de los proyectos derivaba en conflictos con las comunidades, por lo que Esperanza silver decidió apostar por la transparencia.
“Muchos de estos conflictos es porque muchos de estos proyectos se hicieron sin el consentimiento de las comunidades o incluso muchas veces en contra de las propias comunidades y esto derivó en conflictos sociales, ambientales y operativos, es decir, son proyectos que han tenido muchos problemas para poder llevarse a cabo.
“La industria está aprendiendo, la industria está evolucionando, la industria está cambiando y a partir de ahí nosotros generamos este modelo de minería social y ambientalmente responsable, cuyo principio fundamental es hacerlo con la gente, estamos en su casa, son sus tierras, entonces no podemos bajo ninguna circunstancia llevar a cabo un proyecto sin considerarlos a ellos”, dijo.
Se trata de que se involucren, dijo, y conozcan a fondo el proyecto desde el inicio y participen en los estudios técnicos.
“Que sean partícipes, pero que también sean partícipes de los beneficios de todo el proyecto, no es un tema de licencia social solo, que fue el primer concepto que se utilizó en la industria en este sentido, sino involucrase en el desarrollo del proyecto: ‘haz tuyo el proyecto y hagamos una sociedad estratégica, tú pones tu comunidad, tu tierra, tu trabajo, nosotros suponemos la inversión, ponemos el desarrollo tecnológico y seamos socios estratégicos en el desarrollo del proyecto y los beneficios van a ser compartidos’, ese es el nuevo modelo de minería social y ambientalmente responsable que estamos impulsando”, comentó.
Actualmente el Proyecto Esperanza se encuentra en la etapa de evaluación de los estudios técnicos realizados durante 2021 en materia de aguas y geotecnia.
Este año estará dedicado al diseño del proyecto técnico que permitirá establecer el modelo de la planta industrial de la mina.
A partir de ese punto tanto la empresa, como la comunidad, presentarán la solicitud de Manifiesto Ambiental a la Semarnat, lo que podría ocurrir a mediados de 2023.
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