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Industria del acero latinoamericana disminuye producción en respuesta a la menor demanda

Las empresas están reorganizando sus operaciones y se preparan para enfrentar los impactos de la crisis económica producto de la pandemia. La producción de acero, al igual que la de

hace 5 años

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Las empresas están reorganizando sus operaciones y se preparan para enfrentar los impactos de la crisis económica producto de la pandemia.

La producción de acero, al igual que la de otros sectores industriales en la región latinoamericana, se ha visto afectada por la crisis económica producida por el Covid-19, al registrar en abril una caída del 34% en comparación con el mismo mes del año pasado.

El descenso refleja la baja demanda generalizada y la suspensión de operaciones en respuesta a los efectos de la desaceleración. Se estima que esta situación se mantendrá hasta el tercer trimestre y será el perfil de la industria en el corto plazo.

A nivel mundial, la producción de abril de 2020 disminuyó un 13,5% en comparación con el mismo mes del año pasado, mientras que China subió un 0,2% en el período. Con respecto al mes de marzo el mundo bajó un 7% y China subió un 8%. A diferencia de América Latina, China está creciendo nuevamente debido a su salida temprana de la cuarentena y al cuantioso estímulo económico que está implementando. “El riesgo es que China, que comenzó su recuperación, busque colocar su excedente a través de la exportación, como lo ha venido haciendo, generando mayor daño a la industria de América Latina y retrasando o limitando la recuperación de la región, que será necesaria para los próximos meses”, alerta Francisco Leal, director general de Alacero.

Comparativamente, la producción de acero crudo de América Latina en abril totalizó 3,55 millones de toneladas (Mt), lo que representa una caída del 34% en comparación con el mismo mes del año pasado y 14% en el acumulado del año, alcanzando 18,3 Mt . En abril la producción de acero crudo vía ruta BOF disminuyó un 22% con relación a marzo (3,56 Mt), cifra que no se tenía desde el 2009.

Para la producción de laminados la baja es del 32% en comparación con el mismo mes del año pasado, pero un acumulado registra una caída del 10%. En abril los efectos de la pandemia se empezaron a generalizar. Sin embargo, han tenido mayor impacto en Argentina y Brasil con una caída de 73% y 37% respectivamente, con relación a abril 2019 en este indicador. El volumen de laminados para Latinoamérica es -2,9 Mt, un valor que no se ha registrado desde enero de 2009. El consumo aparente de acero en marzo bajó un 9% en comparación con el mismo mes del año anterior, y el acumulado disminuyó un 4%. La nueva proyección de consumo para el año hasta ahora es de una caída de 16,5% (54 Mt).

En una estrategia para balancear oferta y demanda, algunas plantas han detenido las operaciones de sus altos hornos. Durante abril y mayo han parado 7 altos hornos a causa del Covid-19, con una capacidad combinada de casi 7 millones de toneladas. Con esto, la utilización de la capacidad a nivel América Latina es del 42% –Brasil (43%), México (60%), Argentina (18%) – al mes de abril de 2020. Hay una capacidad para producir hasta 7,9 Mt/mes, sin contar a Venezuela. Por su parte, a nivel mundial también se ha visto una reducción en la utilización de la capacidad. En Estados Unidos la utilización de la capacidad está al 54%, CEI y Medio Oriente están operando a un 55%.

La recuperación y apertura de América Latina serán diferenciadas, y la región probablemente será una de las últimas en normalizar su actividad económica. “El caso latinoamericano refleja lo que pasa en el mundo entero con excepción de China, que ha experimentado una recuperación en forma de V”, según indica Leal.

Ante la crisis económica que estamos viviendo se observa que es clave que gobiernos e industria reflexionen e implementen estrategias para contar con una industria siderúrgica robusta, alta integración con sus cadenas de valor, defensa de sus mercados domésticos y productos y servicios de primer nivel para sus clientes.

Asimismo, Francisco Leal advirtió sobre “el riesgo financiero relacionado con operar la industria a una baja utilización de su capacidad durante mucho tiempo. Nuestra industria es una actividad intensiva en capital y alto costo fijo que requiere trabajar a niveles del 80% de su capacidad para asegurar una planta productiva moderna y eficiente, al igual que garantizar la permanencia de su fuerza laboral”.

Fuente: Portal Minero

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Publicado hace 5 años

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