Las empresas mineras en Latinoamérica están haciendo frente a una serie de problemas ante la pandemia del coronavirus, las cuales van desde el impacto en la salud de los trabajadores, agitación en los precios de los metales y acciones del gobierno para detener su propagación.
Como muchas minas se ubican en áreas remotas, las empresas están empleando tácticas de autoaislamiento y distanciamiento social para proteger sus operaciones, explica a BNamericas Daniel Linsker, socio de la consultora británica Control Risks.
Las mineras también aprovechar sus habilidades analíticas para determinar las tendencias futuras probables de los precios de los metales a raíz de la pandemia y ajustar sus operaciones en consecuencia, plantea el experto en gestión de riesgos del sector extractivo en América Latina.
A medida que van proliferando los casos de covid-19, las mineras también que adaptarse a medidas gubernamentales cada vez más severas para controlar el brote, como la cuarentena de 15 días decretada en Perú, que ha obligado a suspensiones masivas de faenas mineras.
En este contexto, nuevas suspensiones y quiebras son un riesgo real que podría generar un frenesí de fusiones y adquisiciones una vez que se estabilicen los mercados, según Linsker.
BNamericas: ¿Cuáles son las amenazas más inmediatas que enfrentan las empresas mineras por el coronavirus?
Linsker: Una es el impacto directo. Con cualquier tipo de operación industrial está el problema de tener a muchas personas juntas en una rutina relativamente fija, compartiendo espacios como comedores, por ejemplo. Desde ese punto de vista, el desafío es sanitario.
Para las mineras, hay otros dos elementos. Uno positivo es que muchas minas están ubicadas en áreas remotas y ya aisladas. Las empresas podrían limitar el ingreso de personas externas. Otra cara de esto es que en esta actividad no se puede trabajar desde casa.
Sin embargo, en las operaciones mineras más desarrolladas de América Latina y el mundo ya hay una cultura de salud y seguridad muy afianzada, por lo que el virus afectará directamente al sector minero menos que a otras industrias.
En las operaciones mineras ya existen algunos controles básicos y se toman exámenes de salud y consumo de alcohol y drogas. Algunos clientes me han comentado que se están buscando fórmulas para anticiparse a posibles virus.
Ese es el impacto directo, pero hay un impacto indirecto potencialmente mucho mayor y más devastador: lo que le está sucediendo con la economía mundial y con los países donde se ubican las operaciones.
Cuando el mundo sufra una desaceleración económica a gran escala, la demanda se reducirá y terminará repercutiendo en el precio de algunos metales, lo que tendrá efectos colaterales en los proyectos.
El segundo elemento es lo que están haciendo los diferentes países para combatir la propagación del virus, por ejemplo, la aplicación de restricciones radicales a la movilidad de la población. Esto podría presentar un problema significativo para algunas mineras, por ejemplo en Colombia, donde ciertas jurisdicciones están en toque de queda. Con las minas ubicadas en estas áreas se están generando complicaciones.
BNamericas: ¿Los problemas de la cadena de suministro presentan otra situación compleja?
Linsker: Todavía no es así. La mayoría de las operaciones mineras en Latinoamérica tienen buena cultura de resiliencia. Cuando estás habituado a lidiar con cierres, protestas e inestabilidad política, se tiende a acumular de todo un poco, por ejemplo productos químicos y explosivos para tener capacidad de operar.
Si la crisis se prolonga, claro que habrá interrupciones. En casi toda América Latina, a pesar de que ha habido una gran reacción por parte de la mayoría de los gobiernos —con la excepción de Brasil y México—, no se ha visto tan afectado el abastecimiento local. Sí podrían verse afectado los suministros despachados desde China.
BNamericas: ¿Es probable que más gobiernos apliquen medidas más restrictivas conforme se expanda la pandemia?
Linsker: Sí, es solo cuestión de tiempo.
Hay países como México, Brasil y, en cierta medida, Estados Unidos, que han realizado muy pocos exámenes y que están tratando de mantener cierta normalidad en la actividad económica, sin tomar medidas muy severas.
Otros como Colombia, Chile y Perú han actuado de manera mucho más decisiva para tratar de detener el virus antes de que se convierta en una pandemia masiva. En México existe una gran preocupación por la cantidad de exámenes que se han realizado y el elevado número de casos notificados.
BNamericas: ¿Es probable que se decidan más suspensiones de minas?
Linsker: Habrá tres tipos de suspensiones de minas. Uno relacionado con una situación de salud. Si se descubren casos en un proyecto minero, presumiblemente habrá que tomar medidas muy decisivas. En las operaciones mineras hay muchas personas que viven juntas por largos períodos y es muy probable que cualquier brote se propague fácilmente.
Luego están las suspensiones operacionales. Podría llegar un momento en que se agoten los productos químicos o explosivos y las operaciones tengan que cerrar o ralentizarse.
Algunas de las preocupaciones de largo plazo se relacionan con la rentabilidad económica de los proyectos. Si la economía global se estanca y decrece la demanda, el precio de los metales bajará y obligará a las minas a cerrar porque la operación no será rentable.
BNamericas: ¿Es probable que veamos quiebras en la industria minera?
Linsker: Seguramente. A medida que la economía global se va ajustando, muchas de las operaciones improductivas enfrentan presiones para cerrar. Si una empresa está expuesta a un producto o a un país específico que se vea en dificultades, sufrirá una enorme presión para reestructurarse. Si se trata de una empresa con uno o dos activos, los problemas se acrecentarán.
BNamericas: ¿Cómo ve el momento en que se están manifestando los efectos de la pandemia en Latinoamérica?
Linsker: Latinoamérica está probablemente 3 o 4 semanas detrás del resto del mundo. Supongo que los números no se ven tan mal ahora, no porque las personas no estén infectadas sino porque no se están haciendo suficientes exámenes.
Dentro de 4 o 5 semanas habrá situaciones similares a las que tiene Europa. Veremos un gran aumento de casos en las próximas semanas.
BNamericas: ¿Cómo evolucionará esto a más largo plazo?
Linsker: Es una incógnita. En China aplicaron un encierro de 6-8 semanas y solo ahora están comenzando a recuperar cierto grado de normalidad, a pesar de que todavía hay restricciones a las reuniones y al movimiento dentro de China. Probablemente va a pasar un buen par de meses antes de que volver a la normalidad.
BNamericas: ¿Qué pueden hacer las mineras para sobrevivir a esta situación?
Linkser: Primero, intentar aislar las operaciones tanto como sea posible para evitar cualquier brote y tomar medidas como turnos escalonados para implementar algún grado de distanciamiento social en las operaciones.
Externamente, una de las cosas que pueden hacer es analizar qué sucederá con el precio del commodity que exploten para determinar la mejor forma de ajustarse, sea aumentando o reduciendo la producción al mínimo.
BNamericas: ¿Qué importancia tienen las reservas de caja?
Linsker: Cuando esto termine, probablemente veremos cierta consolidación en la industria. Algunas de las empresas más grandes que cuenten con efectivo podrán salir a comprar activos a bajo precio.
Si analizamos el impacto general en los próximos dos años, veremos un shock externo que causa disrupción y problemas económicos. Después, tendremos empresas altamente apalancadas o improductivas y algunas de ellas podrían cerrar o ser adquiridas por terceros.
Cuando la situación se normalice, aparecerán muchas oportunidades y las empresas que se estén tambaleando por el impacto del virus buscarán efectivo o compradores. Ahí es donde surgirán oportunidades cuando las cosas comiencen a normalizarse.
Será interesante ver qué pasa con la industria del oro. Hay algunos actores grandes en una posición de efectivo muy saludable y otros en una posición muy difícil. Es posible que veamos algo de movimiento en el frente de la consolidación.
Fuente: Bnamericas
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