En un movimiento que promete reconfigurar el mapa de los recursos estratégicos de Estados Unidos, el expresidente y actual candidato Donald Trump firmó un decreto ejecutivo que busca acelerar la producción nacional de minerales críticos, esenciales para tecnologías de defensa, energías limpias y productos electrónicos.
El decreto ordena a las agencias federales identificar y priorizar proyectos de extracción de minerales como litio, níquel, cobalto y tierras raras, reduciendo trámites burocráticos y facilitando inversiones privadas. Trump justificó la medida argumentando que “la dependencia extranjera de minerales es una amenaza para la seguridad nacional y la competitividad económica”.
Un mensaje geopolítico entre líneas
La orden ejecutiva llega en un contexto de tensiones comerciales con China, principal proveedor global de tierras raras, y en medio de la creciente demanda de baterías para vehículos eléctricos. Al promover la autosuficiencia minera, Trump apuesta por reforzar la cadena de suministro local y enviar una señal clara a los aliados y adversarios: EE.UU. quiere recuperar el control de sus recursos estratégicos.
Reacciones mixtas del sector y ambientalistas
El sector minero celebró la noticia. La Asociación Nacional de Minería (NMA, por sus siglas en inglés) emitió un comunicado en el que calificó la decisión como “un paso necesario para garantizar la resiliencia económica del país”.
Sin embargo, organizaciones ambientalistas y comunidades indígenas expresaron su preocupación por las posibles afectaciones ecológicas. “Reducir evaluaciones ambientales en nombre de la seguridad nacional es una puerta abierta a abusos”, denunció Sierra Club.
El impacto en América Latina y la competencia global
La iniciativa también podría tener repercusiones en América Latina, especialmente en países como Chile, Perú y México, líderes en la producción de minerales estratégicos. Analistas advierten que EE.UU. podría redirigir inversiones hacia su territorio, presionando a estos países a replantear sus políticas regulatorias para seguir siendo competitivos.
¿Cambio estructural o medida electoral?
Algunos expertos ven en el decreto una estrategia política más que una visión de largo plazo. “Es una jugada electoral con potencial económico real, pero que requiere tiempo, inversión y consenso social para concretarse”, opinó Jennifer Allen, profesora de geopolítica energética en la Universidad de Columbia.
En medio de un año electoral tenso, la minería vuelve a situarse como un tema clave, no solo en términos económicos, sino también como símbolo de independencia y poder geoestratégico. La pregunta que queda en el aire es si este impulso se sostendrá más allá de las elecciones.
Fuente: CNN en español
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