Tras meses de especulaciones y entrevistas con expertos internacionales, el Comité Noruego del Nobel confirmó que la líder opositora venezolana María Corina Machado será la galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025, cuya ceremonia se llevará a cabo el próximo 10 de diciembre en el Ayuntamiento de Oslo. La decisión, que fue divulgada en un documento oficial del instituto noruego, marca la primera vez que una figura venezolana recibe esta distinción y se sustenta en un análisis exhaustivo de su trayectoria política, su actuación en momentos clave y su impacto dentro y fuera de Venezuela.
Una trayectoria que comenzó mucho antes del reconocimiento internacional
El comité destacó que la selección de Machado no responde a un episodio reciente, sino a un expediente público de más de veinte años. Según la revisión de los antecedentes realizada por los organismos consultores del Nobel, su trayectoria se remonta a 2002, cuando cofundó Súmate, una organización ciudadana dedicada a promover procesos electorales verificables. Este hecho, considerado por el comité como “el primer indicio documentado de su compromiso institucional”, la colocó en el radar de observadores internacionales tras el revocatorio presidencial de 2004.
A partir de entonces, informes de organismos regionales, análisis académicos y reportes de observación electoral la situaron como una de las voces más persistentes en la denuncia de fallas estructurales del sistema democrático venezolano. En 2010 fue electa diputada a la Asamblea Nacional, desde donde continuó señalando irregularidades, lo que le valió un proceso de destitución considerado por la Unión Interparlamentaria como contrario a los estándares democráticos.
El punto de inflexión: las elecciones venezolanas de 2024
De acuerdo con el análisis del Comité Nobel —que incluye una recopilación de testimonios, declaraciones oficiales y documentos electorales auditados por organizaciones independientes—, el episodio decisivo que consolidó la candidatura de Machado al Nobel fueron los acontecimientos electorales de 2024.
El comité destaca tres elementos clave:
- Su victoria en las primarias opositoras, documentada en informes de observación ciudadana con más de 2,4 millones de votantes.
- Su inhabilitación política, que fue observada por la OEA, la Unión Europea y Human Rights Watch como una medida de carácter político, no jurídico.
- Su rol en la recolección y verificación de actas electorales tras los comicios presidenciales, proceso que permitió consolidar un archivo de pruebas sobre inconsistencias en los resultados oficiales.
Un dossier de más de 400 páginas elaborado por organizaciones venezolanas y presentado ante instancias internacionales —al cual tuvo acceso el comité— señala que fue Machado quien impulsó la estrategia de resguardar actas en todo el país, acción que permitió contrarrestar el cierre de comunicaciones durante la jornada electoral.
La clandestinidad como símbolo de resistencia
Tras la ola de detenciones y allanamientos que siguió a las protestas post-electorales, Machado pasó a la clandestinidad. Según fuentes verificadas por medios europeos, permaneció más de un año en refugios temporales, enviando mensajes públicos a través de terceros y manteniendo reuniones remotas con equipos de apoyo. Para el Comité Nobel, este punto constituye “una demostración excepcional de resiliencia civil”, un criterio que había sido determinante también en premiaciones a figuras como Ales Bialiatski (Bielorrusia) o Liu Xiaobo (China).
Un premio que divide, pero que se sostiene en evidencias
La investigación previa a la decisión del Comité Nobel recogió opiniones de especialistas en estudios democráticos, organizaciones de derechos humanos y académicos nórdicos. Aunque algunos grupos pacifistas noruegos expresaron reservas por la confrontación política que representa su figura, el comité afirmó en su informe final que “la defensa de la democracia bajo regímenes autoritarios constituye un aporte directo y medible a la construcción de paz”.
En paralelo, entrevistas coordinadas con expertos latinoamericanos consultados por la institución coincidieron en que pocas figuras han documentado de forma tan consistente su compromiso con métodos pacíficos de resistencia política. El comité destacó que no existe evidencia de que Machado haya promovido acciones violentas, y que todas sus declaraciones públicas —recopiladas desde 2002 hasta 2025— apuntan a elecciones libres, separación de poderes y desmilitarización del Estado.
Una ceremonia con presencia latinoamericana
Para la entrega del premio, figuras como los presidentes Javier Milei, Daniel Noboa y Santiago Peña confirmaron su asistencia, según registros diplomáticos consultados por el diario noruego Aftenposten. El programa cultural incluirá presentaciones de la pianista venezolana Gabriela Montero y del cantautor Danny Ocean, quien fue invitado por la organización del Nobel debido a su influencia en la diáspora venezolana. Ocean no entregará el premio —una función reservada únicamente para el Comité Nobel—, pero su participación fue descrita por la comisión como “un gesto de reconocimiento a la resistencia cultural y moral de Venezuela”.
Un mensaje para el mundo
Desde su lugar en la clandestinidad, Machado envió una declaración escrita al comité en la que aseguró que el premio “pertenece al pueblo venezolano que no ha renunciado a la libertad”. Analistas internacionales consideran que esta ceremonia será una de las más simbólicas en años recientes, no solo por la figura galardonada, sino por el mensaje que envía sobre el estado de la democracia en la región.
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