Si bien se espera que los precios de los metales industriales (cobre, plomo, zinc, entre otros) y la plata mejoren este año, lo que supondría el inicio de un nuevo ciclo alcista, el panorama para la industria minera en México luce un tanto complejo. En primer lugar, la llegada del magnate Donald Trump al gobierno de Estados Unidos representa un riesgo en materia comercial no solo para este sector, sino también para industrias manufactureras como la automotriz ante la posibilidad de que el magnate imponga aranceles a los productos mexicanos.
Mineras como Corpomin, uno de los productores más importantes de barita (mineral utilizado en la perforación de pozos de gas y petróleo) en México, temen que Trump imponga un arancel de 20% a los minerales que se producen en el país, lo que los sacaría del mercado y los haría cerrar el negocio, pues sus clientes importarían barita de países como China.
En segundo lugar, nuevos impuestos federales, como los Derechos Especial y Extraordinario de 7.5% sobre las utilidades de las empresas y 0.5% sobre las ventas de oro, planta y platino; y estatales, como el impuesto ecológico creado por el gobierno de Zacatecas, que obliga a las empresas a pagar 250 pesos por cada tonelada de emisiones de gases que generen, inhibiría la inversión en el sector. La carga fiscal y la caída de los precios de los metales habrían ocasionado el cierre de aproximadamente 400 empresas de exploración en México. Además, cerca de 150 proyectos fueron suspendidos o diferidos. Y tercero, mayores niveles de inseguridad en el país y en estados mineros, como Sinaloa, Zacatecas, Chihuahua y Guerrero, han obligado a las empresas a destinar una partida especial para este rubro en aras de proteger sus activos, producción y personal, lo que representa mayores costos y resta competitividad.
Estos tres factores podrían quitarle brillo a este sector, primer eslabón de la cadena productiva de muchas industrias, que actualmente contribuye con el 8% del PIB industrial y el 3% del PIB nacional, y genera alrededor de 350,000 empleos directos y más de 1.6 millones de empleos indirectos, de acuerdo con cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Ciclo alcista a la vista
A pesar de ello, la industria se muestra optimista y lista para aprovechar un nuevo ciclo alcista, que estaría impulsado por el plan de infraestructura de Trump, de 500,000 millones de dólares (mdd) para los próximos 10 años; y una mejora en la economía de China, el mayor consumidor de metales del mundo.
El último ciclo alcista fue hace seis años, cuando metales industriales como el cobre alcanzaron precios de hasta 4 dólares la libra; y metales preciosos como la plata y el oro se situaron en 35.18 y 1,568 dólares la onza, respectivamente.
Y todo parece indicar que así será, pues los precios de los principales metales industriales en el inicio del año se han revaluado. Al 13 de febrero, el cobre se vendía en 2.77 dólares la libra, cifra 25.9% mayor que el promedio observado en 2016, de 2.20 dólares. El zinc se vendió en 1.34 dólares la libra, un incremento de 42.5% en comparación con su precio promedio del año pasado (0.94 dólares).
La plata, por su parte, alcanzó los 17.1 dólares la onza, un avance de 5.08% respecto al precio promedio del año pasado (17.1 dólares). El oro, que sirve de refugio a los inversionistas, se vendió en 1,222 dólares la onza, un decremento de 2.2% respecto a su precio promedio de 2016 (1,250.6 dólares). Se espera un año de altibajos para el metal dorado.
Blindaje anti-Trump
Incluso, el sector se dice blindado contra las políticas proteccionistas de Trump. Esto, por la sencilla razón de que una mina no puede trasladarse de un lugar a otro, como en el caso de una planta automotriz.
Además, el plan de infraestructura de Trump impulsaría la producción de metales industriales como el cobre, lo que beneficiará a empresas mexicanas, como Grupo México, propiedad del empresario mexicano Germán Larrea, que actualmente es el cuarto productor del metal rojo en el mundo y la firma con mayores reservas de cobre. El año pasado, la división minera alcanzó un nuevo récord de producción de cobre, con 1.05 millones de toneladas, cifra 16% mayor que las producidas en 2015 (916,414 toneladas).
También se verían beneficiadas Peñoles, de Alberto Baillères González, y Fresnillo, de Carlos Slim, que producen plomo, zinc y cobre, además de plata y oro.
“Mucha de la infraestructura que pretende construir Trump requiere metales y EU es deficitario, por lo que tiene que importarlos. Ahora bien, si decide cerrar la puerta o imponer aranceles a los metales producidos en México, las compañías mineras que operan en el país, muchas de ellas canadienses y estadounidenses, venderían a otros países, que su vez le suministrarían a EU: es un solo mercado”, comenta Jaime Lomelín, director corporativo de Grupo Bal, dueño de las empresas mineras Peñoles y Fresnillo.
El ejecutivo confía en que esto no sucederá. Incluso prevé que la renegociación del TLCAN entre EU, Canadá y México será benéfica para todas las partes. “Yo soy optimista: somos como un huevo revuelto, no se puede separar la clara de la yema”.
Al respecto, Mario Alfonso Cantú, subsecretario de Minería de la Secretaría de Economía, asegura que hasta el momento no se conoce ninguna propuesta por parte del gobierno de EU para imponer aranceles a los metales producidos en México.
Aun así, comenta el funcionario, ya se están realizando reuniones con la Cámara Minera, cabeza del sector, para analizar las fortalezas y debilidades de la industria, los factores externos que podrían impactar de manera negativa y la forma en que el gobierno puede apoyar a las empresas mineras, como reducir trámites, permisos y tiempos, y ayudar a la identificación de depósitos minerales a través del Servicio Geológico Mexicano, lo que bajaría de manera importante los costos, sobre todo de exploración.
Fuente: altonivel.com.mx
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