Algunos indicios y relatos hablan sobre la explotación de esmeraldas hace miles de años atrás, su uso en rituales religiosos y como prenda de jerarquía, por parte de los aborígenes de los territorios que hoy constituyen las regiones de explotación minera de Colombia, pero los vestigios históricos más sustentados sobre explotación de esmeraldas nos llevan al alto Egipto antes de Cristo, a las minas de Sikair-Zubara, muy cerca de la ciudad portuaria de Berenice, esta minas fueron conocidas como “Smaragdus Mons” (montañas de esmeradas). Se cree que la explotación de estas minas se remonta a 1800 A.C. pero que su producción estaba ya en vía de agotamiento para la época de la reina Cleopatra, quien sentía una gran debilidad por las esmeraldas.
Cleopatra fomento la explotación de estas minas que con el tiempo se denominaron “Las Minas de Cleopatra”. Posterior a la muerte de Marco Antonio y luego de Cleopatra en el 30A.C. se abandonó la explotación de estas minas que fueron redescubiertas en 1816 Gebel de Zubara por el francés Frederic Cailiaud y en 1818 se redescubrieron los yacimientos El Wadi Gimal y El Wadi Sikait.
En la antigüedad se solían confundir varias gemas de color verde y llamarlas esmeraldas, Plinio el viejo que vivió en el primer siglo de nuestro tiempo y que se puede considerar quizás como el primer gemólogo de la humanidad, escribió en el capitulo XVI de su libro 37:
“Las mejores esmeraldas eran las que venían por Tartaria, que también se llamaban Scithya por el lugar de su origen. Después se estimaban las esmeraldas llamadas de Bactriana que se encuentran en las hendeduras de las rocas y se dice se recogen en los días en que los vientos Etesios rugen, porque ellas brillan al levantarse las arenas que las recubren en el yacimiento”
Sobre este párrafo de Plinio, el Instituto Gemológico Español en la revista “Las Gemas y Otras Materias Preciosas” en su edición dedicada a la esmeralda del año 1968, sostiene que es posible que en la antigüedad se le diera el nombre de esmeraldas Scithya a los zafiros verdes de la india y que las esmeraldas de Bactriana fueran verdaderas esmeraldas de los Urales.
Historia de la Esmeralda colombiana y el descubrimiento de América
La historia de la esmeralda colombiana con el descubrimiento de América en 1492 da un quiebre histórico sobre la presencia de la esmeralda en el mundo, cuando en el siglo XVI la avanzada española llega a Perú y se encuentra con los Incas y sus ornamentos en oro y de grandes esmeraldas de muy buena calidad, esto llama la atención de los españoles quienes someten a los Incas a fuertes castigos y torturas para que les revelaran la ubicación de las minas de esmeraldas. Los Incas no pudieron indicar a ubicación puesto que en sus territorios no existían yacimientos y las esmeraldas eran obtenidas por intercambio comercial con las tribus que habitaban el territorio colombiano. En el año de 1537 Gonzalo Jiménez de Quesada obtiene el primer indicio real sobre la fuente de las esmeraldas al llegar a Guachetá,
Lenguazaque, Cucunubá, Suesca, Nemocón, Tausa y Zipaquirá, pueblos donde encontraron importantes cantidades de oro y esmeraldas.
Jiménez de Quesada y sus hombres coordinan desde la Sabana de Bogotá las exploraciones en búsqueda de las minas de los muzos a quienes conocerían con la campaña de Luis Lancheros el año de 1539, quien fue el primer conquistador que entró a someterlos, Diego de Martínez fue el segundo que fracasó en el año de 1544. Melchor de Valdez representó el tercer fallo en el año de 1550. Posteriormente lo intentó Pedro de Ursúa, hombre hábil y valiente, quiso usar la persecución para someterlos, pero sus planes fallaron en 1551. Finalmente Luis Lancheros con el auxilio de Juan de Rivera derrotó y prácticamente exterminó a los Muzos en el año de 1559.
Los Muzos un pueblo guerrero luchó por 20 años contra la superioridad militar de los españoles y no revelaron la ubicación de las minas así eso significara su exterminio. Los yacimientos fueron encontrados por los españoles por casualidad quienes intentaron establecer los primeros trabajos de minería en 1558 sin éxito por los constantes ataques de los indios.
Casi con la llegada del 1600 los españoles lograron descubrir los yacimientos de las actuales minas de Muzo y lograron una gran producción por 15 años, sin embargo la producción decreció en parte por las duras condiciones de trabajo y a mediados del Siglo XVII la Corona Española reorganizó la industria bajo la dirección de la Real Hacienda sin obtener mayores resultados por el incremento de la mortalidad en el desarrollo de los trabajos, la falta de honestidad de los funcionarios y la disminución de la producción. Esta ineficaz explotación minera continuó hasta el siglo XVIII cuando los trabajos se realizaron de forma intermitente.
Explotación de la esmeralda colombiana en la independencia
El siglo XIX fue trascendental en la historia de Colombia y cambia el rumbo de la explotación de la esmeralda que pasa a manos del ejército libertador y el nuevo gobierno. El 20 de Julio de 1810 se da el grito de independencia que culmina nueve años después con la batalla de Boyacá el 7 de Agosto de 1819. A partir de esto se vivieron épocas de mucho cambio y conflicto por la construcción de la nueva patria.
Las esmeraldas colombianas vivieron también su propia historia y sus minas estuvieron sin explotar hasta el año 1824, cuando el Ministerio de Hacienda otorgó la explotación de las minas de Muzo a Carlos Stuard, mariano Rivera y José Paris general de la república y compañero de lucha de Bolívar en la guerra de independencia, con una participación del 10% del gobierno colombiano. En 1828 José Paris se queda con la explotación de la minas y un acuerdo de participación estatal del 5%, este acuerdo se prorrogo hasta el año de 1848. La parisita debe su nombre al señor Paris cuando se reportó su descubrimiento en las minas bajo su explotación en la década del 40.
En el año 1849 el gobierno llega a un acuerdo con Francisco Martín y Patricio Wilson para la explotación de las minas por 8 años que finalmente se prorrogaron a 12, con un arriendo 14200 pesos fuertes más un 5% de utilidades. La guerra civil espantó a los inversionistas interesados en la explotación de las minas de Muzo y Coscuez, quedando su administración desde el año 1861 hasta 1864. El francés Gustavo Lehman se encarga de la explotación de las minas desde el año 1865 hasta el 1875 a cambio de 14700 pesos anuales.
El gobierno nacional divulgó la ley 31 de 1870, por la cual el estado declaraba como de su propiedad cualquier yacimiento que se descubriera a partir de la fecha junto con los predios que los conformaran, exceptuando las minas de Muzo que tenían un contrato vigente hasta 1875. La ley 31 creó la reserva especial de Muzo en Boyacá que comprendía los yacimientos de Muzo, Peñas Blancas y Coscuez.
Los colombianos Juan Sordo y Antonio Samper se alternaron en la explotación de las minas a cambio 20606 pesos anuales, desde 1875 hasta 1886 cuando devuelven su manejo al gobierno nacional en 1886. Este año se escribe la constitución de 1886 en la cual se incluye la reserva y propiedad sobre las minas de esmeraldas al estado colombiano.
Fuente: minadepiedras.com
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