La visión de una economía que no dependa del petróleo, del gas y del carbón estriba más en el desarrollo de los suministros que de las tecnologías de los productos finales.
“Visión sin ejecución es alucinación” – Thomas Alva Edison
Por Francisco Quiroga
Pareciera que el gran reto de la electromovilidad es desarrollar baterías que aseguren suficiente autonomía a los vehículos eléctricos y que la transición a energías renovables dependiera de bajar el costo y asegurar la generación estable de las fuentes eólica, solar, geotérmica o de mareas.
La visión de una economía que no dependa del petróleo, del gas y del carbón estriba más en el desarrollo de los suministros que de las tecnologías de los productos finales. Los suministros mineros presentan un reto especialmente formidable.
Una batería de litio contiene alrededor de 20% de este insumo; el resto se compone de ánodos y cátodos de cobre, grafito, cobalto, manganeso y níquel. Se estima que la energía eólica y solar requiera 50 veces más cobre, silicio y hierro, que la energía basada en combustibles fósiles.
México es potencia minera y manufacturera. Más aún, tiene yacimientos de litio, plata, manganeso, cobre, grafito, silicio, hierro y otros minerales específicos de la electromovilidad. El país cuenta con cadenas productivas que producen y ensamblan desde la autoparte más simple, hasta vehículos de Ford, General Motors, Volkswagen, Audi, Honda, Hyundai-KIA, Mazda, FIAT- Chrysler, Nissan, Mercedes Benz, BMW, Toyota, Kenworth, Volvo, Dina, Scania, Isuzu, Cummins, International.
Esta fortaleza minera y manufacturera, junto con la red de acuerdos comerciales e inversión con las otras potencias automotrices, pone a México en una posición privilegiada para colocarse a la vanguardia de la tendencia de la electromovilidad.
Para llegar a ello fueron necesarios una larga maduración y un compromiso por parte de las diferentes autoridades reguladoras y políticas públicas agresivas e innovadoras, que incluyeron, hasta muy recientemente, protección del mercado interno y subsidios importantes para atraer estas inversiones.
Si aceptamos el hecho que necesitamos integrarnos a cadenas productivas internacionales de electromovilidad, el siguiente paso es generar el mayor agregado nacional posible.
La renovación del liderazgo industrial de México requerirá de un compromiso y unidad de propósito similar a la que hemos tenido en el pasado, pero con una implementación necesariamente diferente, con énfasis en la integración a cadenas internacionales, sin subsidios, con una mayor inclusión de la academia, del sector social y de los sindicatos y una mayor coordinación entre los diferentes entes reguladores, los gobiernos estatales y la federación.
Quizá el reto más importante para ganar la confianza de los protagonistas tecnológicos y financieros de las diferentes macro-tendencias es convencer a todos los diferentes poderes de gobierno de la importancia del estado de derecho y de la estabilidad regulatoria y fiscal.
Hoy, los programas de inversión en los sectores minero, metalúrgico y automotriz están formulados en la lógica de los vehículos de combustión interna y energías basadas en combustibles fósiles. El advenimiento de la electromovilidad y las energías renovables requerirán una reconfiguración y escalamiento de esas industrias.
Una transformación de esa magnitud requiere el concurso de empresas, inversionistas, autoridades, academia, representantes sociales y sindicales para lograr una unidad de propósito que debe convivir con otras prioridades nacionales. La solución tiene que venir de nosotros. No va a ser fácil y ya vamos tarde.
*Ex subsecretario de Minería, licenciado en Economía por la Universidad Autónoma de Nuevo León, maestría en Economía Internacional y Desarrollo por la Universidad de Yale. Maestría en Ciencias en Investigación de Operación por la Universidad de Auckland. Viabilidad operativa, financiera y social de proyectos industriales, cadenas de valor internacionales. Gestión del cambio y reestructura organizacional.
Fuente: Forbes México
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