Mientras el mundo avanza hacia una transición energética sin precedentes, Mendoza comienza a ocupar un lugar inesperado en el tablero internacional. Francia, a través de su empresa estatal Eramet, ha mostrado interés en explorar el subsuelo mendocino en busca de minerales estratégicos como litio, cobre, manganeso y uranio.
Este acercamiento no es casual. En junio, Argentina y Francia firmaron un memorándum de entendimiento para facilitar el desarrollo conjunto de proyectos enfocados en minerales críticos. La provincia de Mendoza, con su potencial geológico aún poco explotado, apareció rápidamente en el radar europeo.
La ministra mendocina de Energía y Ambiente, Jimena Latorre, viajó recientemente a París para reunirse con representantes de Eramet y otras firmas interesadas. En ese contexto, se destacó la estabilidad institucional de la provincia y la existencia de proyectos en distintas etapas de evaluación ambiental, como el caso del proyecto San Jorge en Uspallata (cobre y oro) y Río Colorado (potasio).
Mendoza cuenta con yacimientos relevantes que, sin embargo, han sido históricamente limitados por la legislación local. La ley provincial 7722, aprobada en 2007, prohíbe el uso de sustancias químicas como cianuro y mercurio en minería metalífera, lo cual ha restringido el desarrollo de ciertos proyectos. Aunque esta norma fue ratificada por la Suprema Corte de Justicia, no ha dejado de generar tensiones entre sectores productivos y organizaciones ambientales.
A pesar de estas limitaciones, el interés francés ha abierto una ventana de oportunidad. Según fuentes oficiales, se espera que representantes de Eramet y otras compañías europeas visiten Mendoza en los próximos meses para avanzar en evaluaciones técnicas. La apuesta de Francia es clara: asegurar el suministro de minerales esenciales para la fabricación de baterías, vehículos eléctricos y tecnologías limpias.
En ese escenario, Mendoza podría jugar un papel clave si logra articular una estrategia que combine desarrollo sustentable, transparencia y beneficios reales para las comunidades locales. La pregunta que se abre es si la provincia está dispuesta a redefinir su relación con la minería en un contexto global que exige acelerar la transición energética sin descuidar la protección ambiental.
Por ahora, la mirada internacional está puesta sobre su suelo. Y, con ella, también crecen las expectativas.
Fuente: El sol de mendoza
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