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Prioridades equivocadas

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En los últimos años, México ha experimentado una creciente demanda de energía eléctrica, impulsada por el crecimiento del sector industrial y el aumento de la población.

Sin embargo, lo anterior no ha sido acompañado por una inversión adecuada en la infraestructura de transmisión y distribución de energía.

De hecho, en los casi cinco años que van de este sexenio prácticamente no se ha invertido un solo peso en nueva infraestructura para la transmisión, suministro y transformación de energía, monopolio que legalmente pertenece a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

El problema es que, aunque se aumente la capacidad de generación de energía, esto de poco o nada sirve si a la par no se amplía y se interconecta la red nacional de transmisión y distribución.

En consecuencia, el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) informó que el martes pasado el Sistema Interconectado Nacional estuvo en Estado Operativo de Alerta al registrar un margen de reserva operativa menor al 6 por ciento.

Ante la oleada de calor que azota al país, este indicador ha venido a la baja, debido a que se está demandando más energía.

El margen de reserva es un indicador de la suficiencia de generación en el sistema, lo que quiere decir que, mientras menor sea éste, mayor es la probabilidad de que haya apagones.

Ante este panorama surge una interrogante: ¿por qué el gobierno mexicano está priorizando la inversión en generación de energía, cuando los privados han demostrado ser mucho más eficientes en esta tarea? ¿Por qué CFE está descuidando la inversión en su monopolio legal de distribución?

La generación de energía es, sin duda, fundamental para satisfacer la demanda eléctrica de un país. Sin embargo, invertir únicamente en generación sin fortalecer la infraestructura de transmisión y distribución puede generar problemas graves en el suministro.

Una generación eficiente de energía no es suficiente si no se cuenta con un sistema de distribución robusto y confiable que pueda llevar esa energía a los hogares, las empresas y las industrias que la necesitan.

En México, es evidente que la infraestructura eléctrica no ha recibido la atención y la inversión adecuadas. Las frecuentes interrupciones del suministro eléctrico, los apagones masivos y las pérdidas de energía en la transmisión son problemas recurrentes que afectan la economía y la calidad de vida de los mexicanos.

Se han identificado zonas del país que enfrentan mayores posibilidades de apagones debido a la falta de inversión en la distribución de energía por parte de la Comisión Federal de Electricidad.

En el norte del país, la península de Baja California, Sonora y Chihuahua han experimentado una infraestructura eléctrica deficiente, lo que ha llevado a apagones y afectaciones a las actividades diarias de los ciudadanos.

En el centro del país, la Ciudad de México y algunos estados circundantes han enfrentado problemas similares, especialmente en momentos de alta demanda eléctrica.

En el sureste de México, los estados que integran la península de Yucatán han sufrido interrupciones recurrentes en el suministro eléctrico, generando afectaciones a la población y a las actividades productivas.

Ante esta situación, es imposible no cuestionar el criterio del gobierno mexicano de enfocarse en la generación de energía sin invertir de manera suficiente en la distribución y transmisión. El gobierno debe asumir su responsabilidad de garantizar una infraestructura eléctrica sólida y confiable en todo el país. La generación es algo que pueden hacer perfecta y eficientemente los privados y sin que ello implique cuantiosas pérdidas para CFE.

La CFE tuvo en 2022 una pérdida neta de 39 mil 703 millones de pesos, con lo que sumó tres años consecutivos en números rojos. Este trienio de pérdidas coincide con el cambio de enfoque en la política energética del país, en la que el actual gobierno concentró su interés en que la empresa estatal recuperara mercado en la generación de energía frente a los privados.

Es crucial que el gobierno reconsidere su política de inversión en el sector eléctrico y destine prioritariamente recursos para fortalecer la infraestructura de transmisión y distribución en las zonas más afectadas por los posibles apagones, garantizando así un suministro eléctrico confiable.

La falta de inversión en infraestructura de transmisión, suministro y transformación en México es un tema que amerita actuar de manera inmediata, antes de que el margen de reserva operativa llegue a 0 por ciento, y por lo tanto el sistema colapse por completo, ocasionando apagones masivos recurrentes, lo que sería desastroso no solo para la economía, sino para la vida diaria de todos los mexicanos.

No por nada en la iniciativa privada esta problemática ya despierta temores de desabasto, lo que además sería un obstáculo para la inversión nacional y extranjera, que viene con la relocalización de las empresas de Asia a América o el también llamado ‘nearshoring’.

Solo a través de una inversión adecuada y equilibrada en todas las áreas del sector eléctrico, y quitando obstáculos a la generación de energía a privados, México podrá garantizar un suministro de energía confiable y de calidad, impulsando así su desarrollo económico y la calidad de vida de su población.

Twitter: @gomezreyna

Editorial

Publicado hace un año

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