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Tres amigos

COLUMNA En términos personales y de cara a sus intereses políticos, se puede decir que la visita del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden y del primer ministro canadiense,

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Última Publicación FRAMECAD revoluciona la construcción en la industria minera con su fábrica móvil por Editorial public

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En términos personales y de cara a sus intereses políticos, se puede decir que la visita del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden y del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, fue todo un éxito para el presidente mexicano.

Lograr que tanto el Air Force One como el Airbus A310 de la Real Fuerza Aérea Canadiense aterrizarán en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, subirse como pocos en la historia a la “Bestia” (el Cadillac One que hace las veces de limusina presidencial estadounidense) y tener una intervención de más de 40 minutos con las “anecdotas” de una mañanera tradicional, no han de ser poca cosa desde la óptica del líder de la cuarta transformación y sus seguidores.

De igual forma, podría decirse que para el presidente Biden el saldo de aterrizar en el AIFA también fue positivo. Pues regresa con una recarga importante de combustible electoral de cara a su posible reelección, después de haber logrado satisfacer algunas de las principales demandas de los norteamericanos.

En primer lugar, la ofrenda de la detención de Ovidio Gúzman, identificado como cabeza del Cartel que en Estados Unidos está catalogado como el mayor productor de Fentanilo, causante de más de 160 mil muertes en los últimos tiempos.

En segunda instancia, la obtención del compromiso de parte del gobierno de México para recibir mensualmente a personas deportadas desde el norte.

Recordemos que apenas la semana pasada, Estados Unidos anunció la implementación de un programa de visados humanitarios para migrantes procedentes de Venezuela, Cuba, Haití y Nicaragua (hasta 360 mil por año), sujetos únicamente a que su vía de acceso a territorio estadounidense haya sido aérea.

México celebró la medida y aceptó recibir mensualmente a 30 mil migrantes originarios de las cuatro naciones mencionadas, lo cuales hayan sido deportado por Estados Unidos vía el Título 42 (fast-track).

Además, en coincidencia con su contraparte canadiense, Biden tuvo oportunidad de abordar un tema en materia de estabilidad y desarrollo económico que generaba gran inquietud a los sectores empresariales: el impulso al desarrollo de las cadenas de suministro.

Frente a la comprensión del presidente López Obrador de este tema en términos de un programa de los años cincuentas o sesentas del siglo pasado, basado en la sustitución de importaciones “para producir en América lo que consumimos”, Biden logró acordar que lo importante es la construcción de una plataforma de integración económica para atraer inversiones productivas y generar empleos bien remunerados.

El mandatario mexicano planteó la necesidad de integrar productivamente al hemisferio sur y pidió a Estados Unidos invertir en el desarrollo de la región de América Latina y el Caribe como lo hizo el expresidente Kennedy en 1961, mediante la Alianza para el Progreso.

Frente a dicha solicitud, Biden respondió que en el curso de los últimos 15 años Estados Unidos ha invertido decenas de miles de millones de dólares en el hemisferio, y subrayó que en la actualidad la coyuntura es totalmente distinta a la que se vivía en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

Asimismo, agregó que Estados Unidos brinda más asistencia al exterior que cualquier otro país en el mundo, en tanto sus responsabilidades son globales y no terminan en el hemisferio occidental.

En paralelo a este importante encuentro se llevó a cabo una Cumbre de Líderes Empresariales de América del Norte, la cual contó con la participación de los respectivos Cancilleres y de organismos empresariales de los mismos tres países.

En ese contexto, los representantes conversaron acerca de posibles vías de profundización de la cooperación económica trilateral, de la promoción de la inversión y de estrategias para acelerar el desarrollo regional.

Sin duda, como país debemos celebrar la oportunidad de sostener estos encuentros que impulsen programas y acuerdos en beneficio nacional. Sin embargo, lo cierto es que la percepción que queda en la mayoría de los analistas es que “nos quedamos cortos” en el planteamiento de temas, más allá de la flamante reinauguración y aprovechamiento del AIFA.

@gomezreyna

Editorial

Publicado hace un año

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