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Rosario Uzcanga: Liderar desde la empatía para transformar la minería (Entrevista exclusiva)

Hay liderazgos que nacen del poder, otros del conocimiento. El de Rosario Uzcanga nació del compromiso profundo con la equidad, la justicia y la empatía. Al asumir la presidencia del

hace un mes

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Hay liderazgos que nacen del poder, otros del conocimiento. El de Rosario Uzcanga nació del compromiso profundo con la equidad, la justicia y la empatía. Al asumir la presidencia del Distrito CDMX de Mujeres WIM México, Rosario no solo representa una nueva etapa para la organización, sino también una visión de futuro para la industria minera: una minería humana, consciente y verdaderamente inclusiva.

Nacida en la ciudad de Puebla, Rosario guarda con cariño los recuerdos de una infancia cobijada por el amor de sus padres. Desde muy joven sintió una fuerte responsabilidad con el entorno que la rodeaba. Ese sentido del deber la llevó a estudiar Antropología Social, una carrera que, como ella misma dice, le ofrecía una mezcla irresistible: historia, investigación y aventura.

Pero no todo fue fácil. Su paso por la universidad estuvo marcado por desafíos económicos y sociales, y por la incomprensión de una carrera que pocos sabían valorar. Aun así, esa etapa forjó los cimientos de la mujer que es: una profesional rigurosa, una aliada de las causas sociales y una líder que no se conforma con los caminos trazados.

Su entrada al mundo minero fue inesperada. Venía de trabajar en proyectos rurales de agua potable y alcantarillado cuando encontró una vacante en una empresa minera que buscaba un perfil como el suyo para liderar el área de relacionamiento comunitario. “Fue una sorpresa ver que una empresa minera solicitara a alguien con formación en diversidad cultural. Supe que podía construir mucho desde ahí”, recuerda.

Desde ese primer encuentro con la industria, Rosario supo que podía hacer la diferencia. Y no se equivocó. Como antropóloga, entendió que las comunidades no son solo cifras en una base de datos, sino tejidos vivos de historia, cultura y necesidades que merecen ser escuchadas. “Un buen relacionista comunitario es un mediador cultural entre la empresa y la comunidad, pero también dentro de la misma empresa”, afirma.

A lo largo de su trayectoria ha trabajado en proyectos que buscan no solo mitigar impactos, sino generar valor. También ha liderado iniciativas internas de equidad de género en empresas donde, muchas veces, tuvo que traducir su visión a un lenguaje técnico para hacerse escuchar entre ingenieros y ejecutivos. “Uno de mis mayores retos ha sido precisamente ese: construir puentes entre distintas formas de pensar y lograr acuerdos con respeto y empatía.”

Su historia con Mujeres WIM México comenzó en 2017, aunque su interés por la equidad viene de mucho antes. En la universidad ya investigaba temas de feminismo y género. Su llegada a WIM fue como encontrar una tribu: mujeres decididas, valientes y comprometidas con cambiar la narrativa de la minería. “Me impresionó saber que WIM es parte de una red global. Pensé: si en Inglaterra, donde nació el movimiento en 2009, ya están trabajando en estos temas, nosotras también podemos hacerlo aquí.”

Desde entonces ha participado como evaluadora del sello WIM y ha contribuido activamente en la estructuración del proyecto e indicadores para la entrega de reconocimientos a mujeres mineras destacadas por su trayectoria y por su sororidad. “Queremos visibilizar a todas: desde quien lidera una operación hasta quien trabaja en cocina o limpieza. Todas pueden ejercer un liderazgo positivo.”

Para Rosario, la minería debe entenderse como una cadena integral que va mucho más allá del tajo o la perforación. “También somos parte quienes nos dedicamos a la consultoría, la comunicación, el análisis, el diálogo comunitario. Hay un universo inmenso de mujeres aportando desde distintos frentes.”

Actualmente, Rosario dirige el área de investigación social, comunidades y derechos humanos en ALS Consultoría, donde colabora con un equipo multidisciplinario y mayoritariamente femenino que diseña metodologías personalizadas para cada proyecto. “No hay un solo día en que no aprenda algo nuevo. Ese es el tipo de trabajo que me motiva y me reta.”

Cuando se le pregunta cómo se ve en cinco años, responde con claridad: aprendiendo, construyendo, compartiendo. “No soy una mujer perfecta, pero soy una mujer en mejora continua”, dice, con una sonrisa honesta y serena.

A las mujeres que aún no se acercan a la minería, les extiende una invitación clara: “La minería no crea ni destruye la roca, la transforma. Y esa transformación también es posible para nosotras. Aquí hay oportunidades reales, hay espacio, hay comunidad. Sean bienvenidas.”

Editorial

Publicado hace un mes

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